Al ser presentado como secretario de Estado ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano, Anthony Blinken despejó muchas dudas acerca de cómo sería la política de la administración Joe Biden.
Pronunció un discurso aparentemente pausado, respetuoso; en realidad hostil, de disimulado nacionalismo furibundo, despectivo hacia todo lo ajeno al modo de vida norteamericano.
El clásico puño de hierro en guante de seda,
con el egocentrismo característico de la mayoría de los estadistas y
personalidades norteamericanos: Blinken esgrime la doctrina Monroe (América
para los americanos) amplificada para todo el orbe.
Vale la pena citar sus palabras: “La
realidad es que el mundo simplemente no se organiza a sí mismo. Cuando no
estamos comprometidos (los yanquis) o no estamos liderando, es probable que
suceda una de dos cosas: o algún otro país intenta tomar nuestro lugar, pero no
de una manera que pueda promover nuestros intereses y valores; o, tal vez igual
de malo, nadie lo hace, y nos encontramos con el caos”.
Ese primer mensaje esta preñado de malos
presagios y amenazas cuando alude al Gigante asiático… compadre, si China no se
ha metido con EEUU, al contrario, lucha por elevarse, política, tecnológica e
industrialmente y solo responde a sanciones y presiones de las sucesivas
administraciones norteñas.
Cuando Blinken habla de revitalizar las alianzas
fundamentales de su país bajo el manto de “multiplicadores de fuerza de nuestra
influencia en todo el mundo”, el pensamiento vuela a los 29 integrantes de la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sumados
a Israel, Australia, Japón y Corea del Sur…
Porque asevera que juntos, están mucho
mejor posicionados para contrarrestar las amenazas de Rusia, Irán, Corea del
Norte y defender la democracia y los derechos humanos. ?¿
“Tonito” mantiene la seguidilla contra Cuba, Venezuela
Nicaragua…reconoció al impostor Guaidó
como presidente interino de Venezuela y ya no coquetea con lo más
recalcitrante de la ultraderecha miamense, ahora la adula como ocurrió con la
representante María Elvira Salazar.
Ella chancleteramente, como acostumbra, le
arrancó la promesa de que cualquier decisión sobre Cuba sería consultada con la
comunidad cubanoamericana en EEUU; él sonreía, pero con ganas de llorar como un escolar pillado
in fraganti.
Recordemos las trifulcas armadas por la también periodista Salazar en los debates nada imparciales que moderaba en Mega
TV en uno de los cuales fue
vapuleada por Edmundo García cuando apuntalaba a su pupilo, el desenmascarado contrarrevolucionario
José Daniel Ferrer.
Mención aparte merecen los ires y venires de
los dos últimos secretarios de Estado yanquis, por la analogía entre Blinken y
su predecesor Pompeo resulta obligada una breve comparación.
El primero refinado, formado en la
diplomacia, con gran conocimiento de Francia al punto de ser apodado “el
afrancesado”, por medios occidentales de prensa y según él mismo cree
contribuyó a suavizar la relación con la nación gala dañada por Donald Trump.
El segundo, un matón de la CIA, un cowboy abusador;
lo mismo da uno u otro, ambos esgrimen
el mito de la superioridad norteamericana y ambos desmienten la línea divisoria
entre republicanos y demócratas.
O sea nada nuevo bajo el sol en política exterior.
No hay comentarios :
Publicar un comentario