domingo, 28 de marzo de 2021

Acoso

 El acoso siempre es violento pues la violencia puede aparecer sutil o explícitamente y no se sabe cuál es la más dañina.

Recuerdo en mis años escolares que un compañero muy agradable Armandito era a cada rato hostigado por Carlitos también simpático porque el primero llevaba pantalones zurcidos, signo inequívoco de pobreza.

Eran vecinos, un día la  madre del primero sorprendió al pudiente en el brinco y con una dulzura impensable lo requirió con un contundente argumento: ”La pobreza no es deshonra ¿no notas lo limpio que va siempre mi hijo a la escuela?.

El regaño dio resultado y la burla no volvió a repetirse.

El usar espejuelos fue otra causa de mofa desde mis años escolares y eso que ya peino algunas canas encrespadas, “cuatro ojos” era el apelativo dedicado a quienes estaban obligados a usar gafas, yo   lo sentía como si me lo dijeran a mí  mismo.

Al correr de los años la serie norteamericana Una casa en la pradera  conocida en Cuba como La familia Ingalls refleja que cuando la hija mayor de los protagonistas comienza a quedar ciega, los chicos de la escuela la hostigaban con un grimoso ¡Four eyes! ¡Four eyes!.

A quienes llevaban los pantalones zurcidos,   también les gritaban el mismo insulto  en nuestro barrio.

El acoso puede  responder a múltiples causas, incluso un docente descuidado sin darse cuenta da un apodo a un estudiante y ya los demás lo cogen “para eso”, no  es usual, pero ha sucedido.

Indigna cuando uno o varios alumnos molestan de manera constante   a uno o varios compañeros, quienes no pueden o no saben defenderse de manera efectiva y generalmente están en una posición  desventajosa y temerosa.

Dice los manuales que el acoso se manifiesta en  conductas amenazantes y despreciativas, burlas,   agresiones, físicas, poner apodos, ridiculizar, aislar a la víctima…

Sin ser psicólogo este redactor sabe que esas actitudes van acompañadas de una gran inseguridad  por parte de quienes las asume y lo hacen para que los demás no reparen en su propio problema, para no pasar de ofensores en discriminados, por lo general lo hacen  grupos donde son protagonistas.

Otros manuales aseguran que es muy importante escuchar los hijos y apuntalarle su derecho a sentirse seguro y feliz, que ser acosado no es su culpa: que los padres  Tomen notas de lo que  cuenten nuestros chicos con fechas, lugares y hechos, garantizarles   que estamos a su lado y pregunta   rles cómo creen que podemos ayudarles.

Asimismo evitar pedirles que se defienda, al menos de manera directa. Eso está muy bien porque violencia genera violencia, pero no coreamos el riesgo de que los nuestros puedan convertirse en las monas de los otros chicos, hay que muy discernir bien.

Creo que un remedio valioso es no demostrar ira p miedo  ni llorar, sino aprender a lidiar con eso con la ayuda de padres y maestros.

Es difícil pero hay que generar confianza y auto confianza en los niños para que puedan convivir con los demás en un clima de respeto y prepararlos para que en grados superiores y en la relación con las redes sociales se libren del dañino acoso.

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