Nadie duda de la eficacia y profesionalidad de los
médicos cubanos en su Patria y en el mundo, cualidades sazonadas con un sentido
humanitario que marca diferencias.
Eso lo saben
hasta sus propios detractores, quienes de esa manera, creen empañar y demeritar
la actuación de los galenos de las Antillas, cuya emblemática brigada Henry
Reeve cumplió este sábado 15 años de fructífera labor.
Quince años de que esos propios murmuradores rechazaran la ayuda que les brindó el pueblo cubano
cuando los estragos del huracán Katrina, y acto seguido, ofrecieron su apoyo al pueblo guatemalteco y luego a Pakistán, bajo temperaturas frías extremas y severas condiciones de campaña mitigadas por el calor humano que emanaba de ambos pueblos.Su labor encomiable no se ha detenido desde entonces y
desde que surgió la actual pandemia de Covid 19 sus integrantes han respondido sí ante cualquier petición de
ayuda en cualquier rincón pobre o rico del universo, por eso ganan cada vez más
admiradores.
Desde todos los rincones del mundo se alzan voces para
que la academia sueca reconozca todo ese devenir humanitario con un Premio
Nobel, galardón más que merecido, pero se abren diversas interrogantes: la
propia academia ha fallado últimamente de manera aberrante, al reconocer
personas por sus más retrógrados credos
políticos en lugar de sus actitudes en diversos ámbitos de la vida científica,
literaria y política.
El sueco Christian Tybring-Gjedde, miembro del
Parlamento noruego, propuso a Donald Trump para el Nobel de la Paz por
lograr el acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes unidos, una alianza que nada
aporta a la paz.
¡Qué bonito! y cómo no se le ocurrió proponer a su connacional la Activista Greta Thumberg una
verdadera luchadora por el ecosistema mundial, contra la contaminación, o sea
por la paz y armonía de la Tierra. Tampoco dice nada del genocidio que Israel
lleva a cabo contra Palestina y otros países árabes y dicho sea de paso el
Acuerdo logrado entre Israel y Abu Dabi trajo más conflictos que tranquilidad
¡Qué va! si Trump se
burló y denigró a la joven sueca el parlamentario Tybring-Gjedde no se iba a
comprometer.
Personalidades mundiales, cineastas, políticos, gente de pueblo,
izquierdistas y no izquierdistas, han apoyado que se otorgue el Nobel a los
médicos cubanos, pero la Academia sueca, ¿hará justicia, cuando se mueven
tantos criterios económicos en torno a
premios que otrora magnificaron los adelantos y posturas positivas?
Es muy difícil que prospere esta moción, sobre todo
cuando tantos intereses turbios se agitan ahora alrededor a esos premios.
Con todo, el reconocimiento universal es ya un hecho para esa cantera de profesionales valientes como el
brigadier del Ejército libertador Henry Reeve
que cayera por la independencia cubana y cuyo nombre orgullosamente enarbolan.
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