domingo, 23 de agosto de 2020

Otra pelea de David contra Goliath


- ¿A cuál prefieres, a Hulk o a Elpidio Valdés?

- ¡¡A Hulk!!

Comencé este diálogo con mis nietos más pequeños y lo continué en un considerable espacio al frente de nuestra casa con la masa de jugadores de bolas, trompos, papalotes o cuanto juego infantil esté de moda.

Las respuestas favorecían invariablemente al extraño,  que otrora fuera un brillante científico devenido   ahora verde y alocado personaje, generado por una accidental exposición a los rayos gamma, y que forma parte integrante del llamado “universo Marvel”.

Es difícil digerir cómo muchos pequeños se inclinan por un ser totalmente destructivo, repulsivo… en detrimento de un personaje patriótico, pleno del gracejo del cubano y totalmente intransigente contra todo lo atentatorio contra la independencia cubana.

Si hace varios días me refería a la influencia nociva de los llamados comics, en cuanto al lenguaje original o las malas traducciones, hoy debo hacerlo con respecto a la difusión y “pegada” de los   audiovisuales y publicaciones periódicas de un lado y otro del Estrecho de la Florida o del Atlántico, y he de reconocer: es otra pelea de David contra Goliath.

Elpidio y toda su tropa nacieron del ingenio y picardía de Juan Padrón, con una fuerte dosis de sabiduría guajira que convierten al inquieto coronel del Ejército Libertador en el alter ego del creador habanero, quien ha reconocido múltiples rasgos  verdaderos suyos en el sublime “pillo manigüero”, al decir de los panchos.

El creador forjó a su protagonista “a pepe e ingenio”, sobreponiéndose a las más duras limitaciones impuestas por el bloqueo norteamericano, la caída del campo socialista y otros muchos avatares que ha debido capear Cuba Socialista.

En cambio, la industria del comic recibe millonarias inyecciones cada día, lo cual  doblemente representa multiplicados ingresos, la teoría de la supremacía del superhombre, el culto a la violencia y otros antivalores con los cuales bombardea  mentes infantiles.

Como suele suceder, los chiquillos siempre están de parte de “los buenos”, impuestos con las vestimentas de Tarzán, Supermán, Batman y otros titanes de opereta en su lucha “frontal” contra el comunismo, las minorías y todo lo concerniente al Tercer Mundo.

Para promover los atractivos los infantes hacia sus personajes impuestamente  favoritos está la industria de los juguetes alegóricos a ellos, fabricados por montones o una maquinaria promocional que no reconoce fronteras.

Los disfraces pudieran representar punto y aparte, pues de afuera llueven por diversas vías, especialmente la familiar… en cualquier fiesta o celebración, incluso escolar, pululan los Spider man, Batman y comparsa…   aunque es bueno decir que Elpidio   siempre salva la honrilla, pues “se resuelve” con algún socorrido atuendo que  cualquier padre puede conformar  con  muy pocos recursos. Pero se siente la ausencia de una versión ortodoxa e industrial del muñequito circulando entre nuestros niños.

Cuando se pudo, por la existencia de recursos, tampoco se hizo. Fue un detalle que se le escapó a la industria ligera y tal como sucedió con las fábricas criollas de juguetes pudieron fabricarse no solo del pillo manigüero mambí, sino también de su novia María Silvia, El noble bruto Palmiche, Pepe, Oliverio el inventor, la indiscreta Eutelia, los antagonistas como Resóplez, coronel Cetáceo(sobrino de este último) Mediacara, coronel  “Andalú”  y otros elementos de las tropas patrióticas y de las colonialistas que bien hubieran podido representar batallas campales en las salas de los hogares criollos.

Es más en cualquier catre encontramos burdas copias de Hulk, Power rangers (los chicos los llaman pavos ranyers) que, asombrosamente, se venden con profusión pero nunca un Elpidio.

Pero de nada sirve llorar sobre la leche derramada… la sobrevivencia de Elpidio fue  asegurada porl el fino humos que destila y el apego a la historia independentista de Cuba, gran mérito de Padrón.

Y es precisamente  ese apego a la historicidad lo que va conquistando a mis dos nietos pequeños, habanero uno bayamés el otro, quienes son aficionados a conocer todo lo que pueden y cada vez que sus familiares podemos los llevamos a visitar museos, les hablamos  de los héroes de carne y hueso y los enamoramos de lo nuestro desde la idiosincrasia hasta los paisajes, los ríos los bosques…

 

 

  

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