- ¿A cuál prefieres, a Hulk o a Elpidio Valdés?
- ¡¡A Hulk!!
Comencé este diálogo con mis nietos más pequeños y lo continué en un considerable espacio al frente de nuestra casa con la masa de jugadores de bolas, trompos, papalotes o cuanto juego infantil esté de moda.
Las respuestas favorecían invariablemente al extraño, que otrora fuera un brillante científico devenido
ahora verde y alocado personaje, generado por
una accidental exposición a los rayos gamma, y que forma parte integrante del llamado
“universo Marvel”.
Es difícil digerir cómo muchos pequeños se inclinan por
un ser totalmente destructivo, repulsivo… en detrimento de un personaje
patriótico, pleno del gracejo del cubano y totalmente intransigente contra todo
lo atentatorio contra la independencia cubana.
Si hace varios días me refería a la influencia nociva
de los llamados comics, en cuanto al lenguaje original o las malas traducciones,
hoy debo hacerlo con respecto a la difusión y “pegada” de los audiovisuales y publicaciones periódicas de
un lado y otro del Estrecho de la Florida o del Atlántico, y he de reconocer: es
otra pelea de David contra Goliath.
Elpidio y toda su tropa nacieron del ingenio y picardía
de Juan Padrón, con una fuerte dosis de sabiduría guajira que convierten al
inquieto coronel del Ejército Libertador en el alter ego del creador habanero,
quien ha reconocido múltiples rasgos verdaderos suyos en el sublime “pillo
manigüero”, al decir de los panchos.
El creador forjó a su protagonista “a pepe e ingenio”,
sobreponiéndose a las más duras limitaciones impuestas por el bloqueo
norteamericano, la caída del campo socialista y otros muchos avatares que ha
debido capear Cuba Socialista.
En cambio, la industria del comic recibe millonarias
inyecciones cada día, lo cual doblemente
representa multiplicados ingresos, la teoría de la supremacía del superhombre,
el culto a la violencia y otros antivalores con los cuales bombardea mentes infantiles.
Como suele suceder, los chiquillos siempre están de
parte de “los buenos”, impuestos con las vestimentas de Tarzán, Supermán,
Batman y otros titanes de opereta en su lucha “frontal” contra el comunismo,
las minorías y todo lo concerniente al Tercer Mundo.
Para promover los atractivos los infantes hacia sus
personajes impuestamente favoritos está
la industria de los juguetes alegóricos a ellos, fabricados por montones o una
maquinaria promocional que no reconoce fronteras.
Los disfraces pudieran representar punto y aparte, pues
de afuera llueven por diversas vías, especialmente la familiar… en cualquier
fiesta o celebración, incluso escolar, pululan los Spider man, Batman y
comparsa… aunque es bueno decir que Elpidio siempre salva la honrilla, pues “se resuelve”
con algún socorrido atuendo que cualquier padre puede conformar con muy
pocos recursos. Pero se siente la ausencia de una versión ortodoxa e industrial
del muñequito circulando entre nuestros niños.
Cuando se pudo, por la existencia de recursos, tampoco
se hizo. Fue un detalle que se le escapó a la industria ligera y tal como
sucedió con las fábricas criollas de juguetes pudieron fabricarse no solo del
pillo manigüero mambí, sino también de su novia María Silvia, El noble bruto
Palmiche, Pepe, Oliverio el inventor, la indiscreta Eutelia, los antagonistas como
Resóplez, coronel Cetáceo(sobrino de este último) Mediacara, coronel “Andalú” y otros elementos de las tropas patrióticas y
de las colonialistas que bien hubieran podido representar batallas campales en
las salas de los hogares criollos.
Es más en cualquier catre encontramos burdas copias de
Hulk, Power rangers (los chicos los llaman pavos ranyers) que, asombrosamente,
se venden con profusión pero nunca un Elpidio.
Pero de nada sirve llorar sobre la leche derramada… la
sobrevivencia de Elpidio fue asegurada
porl el fino humos que destila y el apego a la historia independentista de
Cuba, gran mérito de Padrón.
Y es precisamente
ese apego a la historicidad lo que va conquistando a mis dos nietos
pequeños, habanero uno bayamés el otro, quienes son aficionados a conocer todo
lo que pueden y cada vez que sus familiares podemos los llevamos a visitar
museos, les hablamos de los héroes de
carne y hueso y los enamoramos de lo nuestro desde la idiosincrasia hasta los
paisajes, los ríos los bosques…
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