Una nueva “tradición” pugna por abrirse paso en Bayamo, a contrapelo del sentido común, las quinceañeras paseando en coche.
No me equivoqué, ¡qué va! desde niño veía con gusto a las
muchachas que arribaban a la “edad dorada” (como decían los cronistas sociales)
pasear por las añejas calles, engalanadas con sus mejores trajes y -quien podía
costeárselo- además del coche de la
celebrante añadía otros 14 y también música de guitarras, violines, acordeones.
A veces este desfile estaba antecedido por hermosas
serenatas.Era todo un espectáculo que duró en el tiempo y por tanto se fue
arraigando por toda la comarca.
Ahora una nueva tendencia
pretende echar por tierra esa costumbre, cuando solo queda el coche de la
festejada y en el resto de los vehículos una conga ameniza la celebración; entonces solo la festejada queda vestida elegantemente;
en el resto de los carruajes los ocupantes van vestidos a como quiera,
sudorosos “sabrosos” por el licor, como suele suceder en un desfile callejero.
No soy nadie para
criticar o censurar, pero esto me parece
da mal gusto.
Además no imagino una serenata al compás de la
percusión fuerte con un solista y
entonando “el gato tiene tres patas”, y
un coro respondiendo “mentira que tiene cuatro”, atronando los
oídos de cumpleañera, familiares y vecinos
Prefiero dejar
esta conga sobre ruedas para cuando un equipo deportivo victorioso viene
a su cuna con el triunfo en la mano, o cuando no pudo obtenerlo,
a pesar de dejar la piel en el terreno, y también merece ser ovacionado.
Para cuando se reanuden las fiestas carnavalescas por
habernos comportado de modo sanitariamente correcto, entonces disfrutaré de una
conga en coche anunciando el rumbón mayor.
Como decía nuestro Martí en la traducción riquísima del
poema del filósofo Ralph Waldo Emerson, Cada uno a su oficio, algunos me dirán anticuado y
tradicionalista, pero como Martí, pienso que todo tiene su lugar y momento y
las congas en los quinces no lo son.
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