domingo, 31 de mayo de 2020

Huele a peligro

"El mejor pinchazo", (tomado del periódico Escambray)

En la humilde opinión de este redactor habría que desterrar de nuestro vocabulario la frase “percepción del riesgo”, con respecto a la Covid-19  y  sustituirla por otra más cruda o aterrizada, concreta, descifrable por todos.
 ¡Total! Si ante  los ingentes esfuerzos hechos por el Gobierno y la Salud Pública cubanos, apoyados por diversas instituciones, unos cuantos irresponsables con sus actitudes serruchan el piso a las buenas intenciones.

¿Será que de tanto repetir la expresión causa el efecto contrario al   procurado? No lo creo.
Entendidos definen que la percepción del riesgo es el juicio subjetivo de las personas sobre las características y la gravedad de determinada eventualidad.  
Por eso preocupa  tanto  la carencia de percepción de riesgo en segmentos de  una población instruida como la cubana, informada hasta la saciedad, sin alarmas ni pánico, pero   con elementos convincentes para conocer y enfrentar correctamente los lances de la pandemia.
Pero ¿qué hacer si  varios amigos y una familia completa, desde la abuela hasta el nieto menor, se bañan  en un aguacero con tormenta eléctrica  a despecho de las descargas y por supuesto sin mascarilla,  qué hacer si  están jugando a la ruleta rusa  con dos balas o dos probabilidades de muerte? Vean que triste; puede  alcanzarlos un  rayo o  contagiarse con el virus ¡encabúllame ese trompo querido lector!
¿Qué hacer  si alguien, contra todas las ordenanzas  con respecto al transporte, (prohibitivas del traslado entre provincias, e incluso intermunicipal) se encarama en un camión o rastra, furtivamente o con la venia del chofer? Ahí tanta culpa tiene  quien  mata la vaca como el que le sujeta la pata.
 Si en una entidad determinada o en plena calle alguien baja su mascarilla y deja fuera la nariz y conversa con sus allegados ¡demontre, si por ahí es por donde más fácilmente ataca el bicho!
Evidentemente esa gente no lee la prensa, no escucha radio ni ve televisión cuyas publicaciones o emisiones  brindan excelente información sobre el tema.
Entonces qué hacer pues estas actitudes  obligan   a una revisión más efectiva, a la aplicación de la ley sin medias tintas, es preferible un correctivo a tiempo que la muerte dolorosa por el coronavirus.
Recuerdo en mis tiempos de niñez y adolescencia que lo mismo venía un guapetón exhibiendo el puño que una persona noble se veía obligada a esgrimirlo también, con una frase consabida en ese tiempo: “Huele a peligro!” o “Tú sabes donde dice peligro”.
Pero  la pandemia  esgrime un puño invisible y por tanto más peligroso, los resultados bastante halagüeños no obedecen a la casualidad, sino a un esfuerzo mancomunado desde  la dirección del país hasta las áreas de salud en cada barrio, como dondequiera  huele a peligro, el nasobuco, las medidas individuales y sociales de salud son  primordiales.
Solo la disciplina  nos hará vencedores.

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