domingo, 1 de diciembre de 2019

Por su Habana dieron lo más grande


Los alumnos de la escuela primaria Cinco de Septiembre dieron por su Habana y por Cuba toda, su alegría,  inocencia, esperanzas, amor y respeto en un colorido festejo de disfraces el 15 de noviembre último, en vísperas del cumpleaños 500 de la villa.
Mi cuarto nieto, Alejandro, no cabía del embullo desde que dijo que iba a “ser Carlos Manuel de Céspedes”, desde la tarde antes su mamá buscó diversos modelos de bigotes antiguos, por la noche el escogido fue  recortado  y coloreado por el padre, a la mañana siguiente me tocó la honrosa responsabilidad de escoltar al niño en el patio del plantel para que no perdiera el mostacho y la perilla en los correteos habituales, porque para fijarlo al rostro solo teníamos  precinta transparente… unas gafas completaban la versión libre del atuendo.

En honor a la verdad a mí se me parecía más a Perucho Figueredo y a mi hermana se le asemejaba más a Máximo Gómez por el tipo de bigote, pero lo cierto es que él estaba orgullosísimo y cuando le preguntaron por primera vez pronunció el nombre del Padre de la Patria y todos los demás lo asumieron como tal, especialmente una chiquilla llamada Luna que respondía por mi nieto cada pregunta.
Otra chica muy zalamera se paseaba vestida a la usanza de los años 50 y cuando le pregunté de qué iba disfrazada me contestó que no podía decirme.
En una de las vueltas que dio por el patio pude notar una almohada en la parte posterior de su cuerpo y Luna no corta ni perezosa me reveló:”Está disfrazada de la Engañadora (y entonces recordé el pegajoso  chachachá de  Enrique Jorrín).
Un chico alto y delgado estaba vestido como Fidel, otro menudito traía unas gafas de carnaval,  un sombrerito y encarnaba a un simpático viejito con dolores lumbares, custodiado por un diminuto médico…
… Había princesas, bailarinas, policías… y toda una gama de oficios y profesiones que además de a La habana hacía honor a sus padres y maestros.
Para que no faltara la nota discordante unos dos días antes una madre mal encarada decía: “Yo no voy a disfrazar a mi hija ni de maestra, enfermera o cosmonauta dejen la bobería…
Pero los chicos, los padres  y abuelos disfrutamos mucho esa sui generis celebración… ¡ah! un detalle: a Alejandro no se le cayeron el bigote ni la barbita.

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