domingo, 22 de diciembre de 2019

Para no desperdiciar la nobleza de un motor

Foto  Ecured

En el término de una semana he visto derrumbarse dos caballos de tiro en la intersección de la avenida  Felino Figueredo y Calle Ocho, importantes rutas de la ciudad de Bayamo.
En el primero de los casos, el animal cayó exhausto; en el segundo violó la senda contraria y se incrustó contra unos arbustos que ornaban el lugar.
En honor a la verdad, en ninguna de las situaciones los conductores apelaron al maltrato para resolver los problemas; al contrario, la cooperación entre conductores y transeúntes hicieron la tarea.
Por eso alabo a quienes no desesperaron ni le cayeron a palos a los equinos, como vimos hacer tantas veces y condenamos en el pasado pasado y en el más reciente.

Ciertamente, según noticias recientes, se trabaja ya en una ley de bienestar animal: el Ministerio de la Agricultura coordina una comisión nacional, encargada de concebir esa normativa (la primera de su tipo en Cuba).
También es palpable que los poseedores de mascotas (autodenominados activistas por los derechos de los animales) y la parte estatal dan los primeros pasos para, conjuntamente, lograr ese anhelado bienestar. Entretanto, en las redes sociales, post llenos de faltas de respeto y desconocimiento dan sus opiniones en torno al asunto con la libertad e incluso libertinaje  que favorecen esas plataformas.
Volviendo a los que nos toca, si ya las palizas públicas que tanto condena la población son minimizadas, urge pensar en otras cuestiones,  en cuanto a animales de tiro, de transporte, y surgen una serie de preguntas  que implican no solo el aseguramiento del sustento de los conductores y su familia (peor aún el lucro) sino el amor por la  naturaleza, es más, por sus propios animales.
¿Se les proporciona un alimento de calidad, energético y con proteína vegetal, o solo hierba común? ¿Se dan los viajes que puede “cómodamente” aportar el animal o se viola el límite del cansancio de estos seres vivos? Y recalcamos  esto, porque como tales sienten, padecen, perciben el trato afectivo o no; la injuria puede no ser solo de obra, sino también de palabra, porque los caballos figuran entre los animales más inteligentes de la naturaleza, no lo olvidemos.
Otra cuestión es que se normó en seis  u ocho el número de pasajeros que se podían transportar, para poder “dar aire” a los equinos perisodáctilos, pero, por ejemplo, desde el parque de ferias Granma a la estación Ferrocarril hay varios kilómetros, seis personas con un peso ideal de 120 libras suman 720 y el peso aumenta con la distancia ¿no? Imaginemos con nueve incluido el  colchero ¡Preservemos!
En cuanto al título que encabeza estas líneas recuerdo que a un cuatrero lo sorprendieron mientras hurtaba un alazán, pero cuando le preguntaron sus colegas exclamó: ¡Na, que me afané un motor de coche!
Esos “motores” son reconocidos ancestralmente por la literatura como nobles brutos y lo son, por eso merecen el mejor de los tratos.

No hay comentarios :