Este
primer día de enero se cumplen 61 años del triunfo de la Revolución cubana, entonces todo fue inmensa alegría, júbilo popular derramado como
incienso libertario en plaza y campiña a
todo lo largo y ancho del país; hoy la victoria se apodera de nuestras mañanas por
múltiples razones.
Al
momento de su llegada a la capital cubana varias jornadas después del triunfo Fidel, ese ´ardiente profeta de
la aurora´, vaticinó: “La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer
todavía. No nos engañamos creyendo que
en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil.”…
Así
fue y lo es, desde el propio momento de
la victoria, hasta hoy, el vecino gigante de botas de siete leguas no se resiste a perder la fruta madura (cada vez más lozana)
y ha ensayado infructuosamente todos sus manejos viejos
y nuevos en un abanico que va desde las políticas del gran garrote, del buen vecino, la
resucitada doctrina Monroe… incluso sabotajes y agresión armada directa, que se han estrellado aquí contra el decoro y
la unión, fundidos en el monolito
de la dignidad.
Contra
todo pronóstico, Cuba erradicó el
analfabetismo y la insalubridad; lucha cotidianamente por dar a cada cubano un techo digno, incluso
como remedio a quienes lo han perdido todo por la furia de la naturaleza.
Ante
todos los endurecimientos posibles de sucesivos gobiernos yanquis, el
financiamiento a las actividades subversivas, la telaraña de mentiras para
empañar el brillo legítimo de nuestra obra, dentro y fuera de la nación los cubanos
mantenemos erguida la frente y mostramos
minuto a minuto la capacidad de resistir
y vencer.
La
llegada del año 2020 nos toma más fuertes e inspirados en la construcción de
nuestro proyecto de justicia y beneficio
social, sin vuelta al pasado de los ricos y pobres que no
deseamos.
Meridianas
son las afirmaciones de nuestro
presidente Miguel Díaz Canel: “Curtidos en la resistencia de todos esos años, y
apoyados en la fortaleza de la obra humana levantada ‘contra viento y marea’
durante seis décadas, hemos podido transitar este 2019 derribando obstáculos
que parecían insalvables y, hoy, tenemos todo el derecho a celebrar lo
conseguido sin autocomplacencias y conscientes de que cada meta es un nuevo
punto de partida”.
En
los albores de aquel Gran Enero el poeta Nacional Nicolás Guillén vio la gesta
plena de lozanía como una bella y promisoria adolescente: “Muchacha de Sierra y
Llano, /Muchacha recién crecida, /Dame la mano,/Toma mi vida; Con dos y
dos,/Con cuatro y cuatro,
/Te
sigo yo.”
Hoy,
como sea, apoyamos nuestra emancipación de los rubios norteños, eso en este
archipiélago es antecedente junto a consecuencia y solo tiene un nombre:
¡continuidad!
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