domingo, 18 de agosto de 2019

El Benny


Dentro de seis días se cumplirá el centenario del natalicio de ese genio de la música  mundial que es Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez,  simple  y entrañablemente para los cubanos,  el Benny.

Si alguien quiere buscarle tocayos en internet posiblemente cuando ponga Benny saldrá algunos como el famoso cómico Benny Hill, pero lo más seguro es que lo primero que encuentre sea el nombre de ese cienfueguero que amó entrañablemente a su barrio La Guinea,  a Santa Isabel de las Lajas y   a toda Cuba de la que no pudo desligarse a pesar de ser aplaudido en otras latitudes pues estaba atado a ella por un cordón umbilical melódico y patriótico.

La fama, los excesos su afición a las bebidas espirituosas, las malas noches  las mujeres, la falta de descanso… truncaron su carrera  a la temprana edad de 44 años, en el apogeo de su vida musical.
Por la rama materna la familia Moré estaría muy ligada al Casino de los Congos del barrio La Guinea, pues el apellido Moré provenía de Ta Ramón Gundo Moré (esclavo del Conde Moré), quien según la tradición de los congos, fue su primer rey en Santa Isabel de las Lajas.
Es ese mismo que de niño pobre supo llevar la realeza de su estirpe en todo momento y se elevó de la penuria hasta convertirse en un artista admirado por todos,  ovacionado en el mundo entero y recordado como un hito de la música  popular.
Recuerdo que a mi mamá no le gustaba a pesar de reconocer sus dotes excepcionales para la música y a  eso contribuyó  mucho el imaginario popular que lo presentaba lleno de informalidades, lo cual fue medianamente cierto pero cuya fama fue  manipulada por empresarios para garantizar público y que después fuera el Bárbaro del ritmo quien se tirara la plancha mientras ellos se llenaban los bolsillos.
Recuerdo que la primera canción que le escuché como bolerista fue Cuando a Varadero llegué y ahí empecé a  comprenderlo y admirarlo y al ver viejos materiales de archivo gozo con el hombre que sin  saber música hacía las delicias de bailadores, neófitos y entendidos, no solo con su bella voz de tenor de insondables matices sin  con su cuerpo todo entregado al afán de crea en cada presentación.
Acababa yo de cumplir 13 años cuando el cuerpo cansado y enfermo de quien llegara a ser el príncipe del mambo  dijo adiós a la vida y aunque el despliegue mediático no es el mismo del presente todo el pueblo de Cuba lloró con su muerte aun cuando sigue disfrutando de su legado.


  


No hay comentarios :