Algunas jornadas después,
la tensión entre Estados Unidos y Gran Bretaña debido a filtraciones reveladas por el diario The Mail of Sunday, se mantiene.
Los “escapes” eran contentivos
de mensajes del embajador británico en Washington, Kim Darroch, en los cuales
calificaba a Trump, como incompetente y
disfuncional, entre otras absurdas
cualidades en un mandatario y que claramente aluden al rubio oxigenado.
El diplomático censura asimismo las políticas de Estados
Unidos contra a Irán: «es incoherente y
caótico», en clara alusión a la contra-diplomacia de John Bolton. Y acerca de las llamados fake
news (noticias falsas o realidades manipuladas) el embajador británico declaró que
todos son verdad, en algún momento comenzarían a confirmarse, y la Casa Blanca se
convertiría en campeona olímpica del descrédito.
Contradicción uno: el
Ministerio de Relaciones Exteriores británico se hizo el chivo loco con lo
filtrado del embajador, pero evaluó positivamente su labor.
Ni
corto ni perezoso, Trump como todo un energúmeno, vociferó desde Twitter para
atacar a Theresa May al frente del
Brexit, (salida de la Unión Europea) la cual tildó de desastrosa, a la vez
advertía, su anhelo de un Primer Ministro en Gran Bretaña más cercano a los
planes estadounidenses y con una salida de la Unión Europea lo más rápida y efectiva
posible.
Ojo nuevo candidato
Según Darroch, Trump amenaza no solo a sus enemigos,
sino a los aliados, entre ellos la Unión
Europea (UE). «No podemos hacernos ilusiones con ella, este es el país de
América primero», asegura en la filtración. Un punto medular: ni los amigos del
mandatario yanqui están a salvo de sus traiciones.
El propio Trump, dijo que el embajador británico «no le prestó
un buen servicio a Gran Bretaña, por lo cual no
tratarán más con él». También habló de ese «inglés loco, tonto, estúpido… que
le endosaron en Washington».
Entonces
Jeremy Hunt, ministro de Exteriores británico,
recriminó a Trump desde Twitter: «Los
amigos se hablan con sinceridad y yo lo voy a hacer: esos comentarios son
irrespetuosos y equivocados respecto a nuestra Primera Ministra y mi país».
Hunt, además, dejó claro que si él es electo Primer Ministro, mantendría en Estados Unidos el mismo embajador. Pero eso
no sucedió.
Contradicción dos: «La
situación actual me está impidiendo desempeñar mi papel como me gustaría
hacerlo», expuso el embajador británico en Washington, Kim Darroch, en su carta
de renuncia. ¿No había dicho el canciller británico que
mantendría a su embajador en la capital de Estados Unidos? ¿Quién entonces le
metió velocidad como a una oxidada caja
de cambios?
Muchos piensan que de
todos modos los ingleses “se amarillaron” y no quisieron enemistarse con los
yanquis, es más el futuro primer
ministro Boris Johnson recibió duras críticas de la clase política por no
respaldar al embajador británico en EE.UU.
En cambio resaltó
la «buena relación» establecida con la Casa Blanca, afirmación
recibida con duras críticas e inclusive el líder del partido laborista. Jeremy
Corbyn, tuiteó al respecto: «La negativa de Boris Johnson a respaldar a Kim
Darroch demuestra que no afrontará a Donald Trump ni defenderá al Reino Unido».
Claro que no: Johnson se
quiere parecer a Trump como una gota de agua a otra.
La situación creada, ha llevado a la renuncia del embajador
británico y abre diversas interrogantes: ¿Quién está detrás de este escándalo?
¿Quién puede estar interesado en la renuncia del diplomático aliado? Ya no
puede hablarse de Julian Assange y sus “secuaces”.
Al respecto un internauta aseveró:
“EL Reino- que no es unido- siempre juega
un papel de pelele incondicional del imperio yanqui, no es
de extrañar que sacrifiquen, una vez más, a uno de sus funcionarios, a pesar de
haber defendido el honor mancillado del otrora gran imperio.
Se dejan sopapear por su
amo, le ríen "sus gracias" y lo apoyan en sus abyectas decisiones- la
más reciente el envío de tropas a Siria- o la detención ilegal y arbitraria de
un petrolero persa en las proximidades de Gibraltar. Para mí queda claro a
quién beneficia el escándalo y la dimisión del embajador británico en
Washington, Kim Darroch; sin duda a los personajes más reaccionarios enamorados
de la carrera armamentista, al brexit
duro y a todas las estrategias más reaccionarias de sus jefes imperiales en el
planeta”.
Por su parte Trump hace
evocar el título de un filme alusivo a un agente de inteligencia en la Segunda
Guerra Mundial intitulado: Fui leal para mis enemigos y para mis amigos perjuro, en el caso
Trump ni los británicos escapan de sus traiciones.
Ya ni los británicos
confían en Trump…
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