domingo, 5 de mayo de 2019

Incontestable verdad contra descomunales mentiras



Desde siempre la política exterior norteamericana estuvo asentada sobre falsedades, pero es en la actual administración republicana de Donald Trump donde    estas alcanzan  ribetes inimaginables.

Solo en referencia con el bloqueo a nuestra Patria resaltan dos “guayabas”  mayúsculas;  una de ellas,  repetida hasta el cansancio es que Cuba resulta una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos, lo cual es una enorme invención, es más, parece surgida de un cerebro con trastorno de personalidad fronterizo.

La segunda  es que las nacionalizaciones llevadas a cabo al triunfo de la Revolución fueron indebidas o ilegítimas. Incluso (como explican varios directivos y especialistas   de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores) la ley  Helms-Burton, confunde  adrede el término nacionalización con confiscación.
Y es verdad que inmediatamente después del triunfo de Enero, se emitió una ley para confiscar los bienes y propiedades de los batistianos, de quienes cooperaron con el régimen de Fulgencio Batista, los malversadores que en ese periodo robaron en este país, que obtuvieron de forma mal habida propiedades y bienes y esos fueron confiscados.
Aclaremos: La Constitución de  1940 permitía leyes de confiscación.
Eso es totalmente distinto a las nacionalizaciones que fueron expropiaciones legales y legítimas conforme a la Ley, lo cual también estaba contemplado en la Constitución de 1940 y en Cuba se hizo con una ley que se emitió con ese propósito, se previó, además, compensación tanto los extranjeros como los cubanos que fueron nacionalizados. La primera gran nacionalización fue la Ley de Reforma Agraria.
De los legisladores que más  han afectado a Cuba, son Robert Torricelli (defenestrado por corrupto) Dan Burton y Jesse Helms (fallecido) que dejaron para la posteridad un legado monstruoso. Las diversas disposiciones presidenciales existentes hasta entonces y también la Ley Torricelli que existía desde 1992, se convierte en un cuerpo de ley total, que no puede modificarse sin un acto del Congreso.
¡Increíble verdad? Especialmente en el país autoproclamado campeón de los derechos humanos
El Título II establece el programa cómo se va a diseñar la Cuba del futuro, supuestamente con el  derrocamiento del poder revolucionario en nuestro país.
Seguidamente se establecería  un gobierno de transición bajo el tutelaje de los Estados Unidos y ese gobierno desde que se instituye, debe  garantizar la devolución, la restitución o el pago a todos los reclamantes de Estados Unidos por las propiedades que fueron nacionalizadas en Cuba.
Mirémoslo así: todo cubano hoy  tendría que pensar que si se llegara a ese escenario imposible y tan deseado por los vecinos norteños  del derrocamiento del poder revolucionario,   tendría que verse ante el peligro real de que su propiedad va a ser reclamada o le exigirían que pague por ella.
O sea,  supuestamente habría en Cuba un derrocamiento de la Revolución,  un gobierno de transición con un procónsul estadounidense nombrado como administrador de ese período y aún el bloqueo se mantendría en pie. Las sanciones económicas que hoy sufrimos se mantendrían. Eso es lo que dice el Título II. Por eso  no puede hablarse sólo del Título III.
Según la Ley Helms-Burton, tiene el reclamante  derecho a recibir tres veces el valor original de la propiedad, más un incremento por la inflación,    o el precio actual de esa propiedad multiplicado por tres.
Es una barbaridad jurídica, además por su extraterritorialidad.
Y tiene un Título IV con el mismo propósito, que persigue sancionar, con la prohibición de entrada a los Estados Unidos, a quienes “trafiquen” con propiedades que fueron nacionalizadas. Ese es el conjunto de la Ley.
¿Cómo era posible que un país subdesarrollado,  con sus tesoro robado por la camarilla de Fulgencio Batista, dominado totalmente en términos económicos por empresas transnacionales de otro país, emprendiera un programa de desarrollo  , para el cual   hizo una revolución, si no tenía la posibilidad de redistribuir la riqueza, de redistribuir las propiedades?
El engendro  pretende presentar eso como un acto ilegítimo, a pesar de que es algo que tenía entonces y tiene el respaldo del Derecho Internacional.
Antes de eso, la comunidad internacional se había pronunciado a favor de las nacionalizaciones y con posterioridad hay resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que reconocen el derecho de los países subdesarrollados a nacionalizar en función de un bien público.
No obstante, todo el derecho que tenía Cuba a las nacionalizaciones, fue  compensado  todo el que estuvo de acuerdo a serlo, salvo las empresas norteamericanas, cuyo gobierno no lo permitió.  
Recordemos  que la práctica internacional no es compensar al propietario en sí, sino que los gobiernos del país de origen de la entidad y el país que nacionaliza,        pueden llegar  a acuerdos que se llaman De Suma Total, mediante la cual, en  este caso Cuba, le da una suma total al país de los propietarios y este es el que se encarga de compensar a sus nacionales. Y sobre esa base se llegó a acuerdo con Canadá, Suiza, Alemania, Francia, España y Reino Unido.
En el caso de Estados Unidos incluso hubo una ley específica para la compensación, que preveía varias cosas, porque la economía cubana del momento era totalmente dependiente de los Estados Unidos y en particular dependiente de la exportación de azúcar.
De modo que de haber Estados Unidos reconocido y aceptado lo que Cuba propuso, a principios de la década de los 80 hubiesen quedado compensados los propietarios. Y tenía que establecerse una fórmula como esta porque no se podía exigir que Cuba pagara si a la vez se le estaba restando al país la fuente de sustento, que fue lo que hizo Estados Unidos, restarle la fuente de sustento a la economía cubana cuando primero redujo y después suprimió la cuota azucarera.
Cuba siempre ha tenido  la voluntad de cooperar, dio pasos en función de hacerlo, pero Estados Unidos se negó  porque Estados Unidos estaba convencido de que no tenía que negociar con el gobierno revolucionario.
Cuando Cuba iniciaba las negociaciones   Estados Unidos ya estaba preparando,     la invasión de Bahía de Cochinos, la invasión de Playa Girón. Por tanto, ellos pensarían, qué sentido tiene negociar con este gobierno que vamos a derrocar por la vía de las armas y por eso fue que no hubo acuerdo.
Y además después Cuba, en 1996, que no se habla mucho de eso, no se recuerda por los que hablan hoy de la Helms-Burton, tiene su propia ley antídoto, donde además dice que quien se afilie a la Helms-Burton perdería el derecho a cobrar reclamaciones y hay empresas norteamericanas, grandes empresas, que sí estarían en disposición,  en determinado momento hubo conversaciones sobre compensación.
Es un delito en Cuba cooperar con la aplicación de la Helms-Burton. Establece garantías totales a los inversionistas extranjeros en Cuba de que van a ser protegidos y que cuentan con todas las garantías en nuestro país.
La Ley provocó que en varios países se emitieran lo que llaman leyes antídoto, leyes que hacen ilegal cualquier pretensión de permitir que prime la Ley Helms-Burton en esos países. En el caso de México, Canadá, la Unión Europea adoptó una legislación en contra de la Ley Helms-Burton por su carácter extraterritorial y porque viola el Derecho Internacional.
La actual Administración norteamericana no sólo con Cuba, más marcadamente con Venezuela ahora, anteriormente con otros países con los que ha habido acuerdos anteriores como Irán, como Rusia, como la propia Corea del Norte… ha dado pruebas de que no cree en los acuerdos…
De no haber existido una revolución socialista en nuestro país, Cuba no hubiera sido capaz de sostenerse frente a una pretensión tan hegemónica por parte de los Estados Unidos contra nuestro país.
Dejamos para el final la incontestable verdad, aunque propios y enemigos la saben y  la resumió el presidente cubano Miguel Díaz Canel en su cuenta en la red social Twitter:  “EEUU se manifiesta con hostilidad,  ejerce amenazas y acude a las mentiras como pretexto para culpar a  Cuba por sus fracasos en  Venezuela. Tratan de imponer una ilegal ley extraterritorial y no logran quebrar el apoyo a  Cuba. Nada detendrá nuestra marcha unida”.  


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