domingo, 13 de enero de 2019

Truco


Nada tiene que ver esta entrada con maraña o timo, sino más bien con una condición mental que hacía  de este niño y, sucesivamente joven y adulto, un ser negativo sin él mismo tener conciencia de ello.
Era la oveja negra de la familia, pues padres y abuelos eran maravillosos como ciudadanos, trabajadores y vecinos; él en cambio heredó cualidades genéticas de remotos ancestros causadas por un  entierro ritual hecho por brujos haitianos en los cimientos de la casa familiar, según afirmaban muchas comadres.
Se llama Armando, pero un sufijo un tanto despectivo convirtieron este nombre  en  Armanduco y a alguien se le ocurrió que ca-be-ze-truco era la rima perfecta;  al final quedó la última partícula, también le decíamos el Cao por esa condición especial de  esas aves de cotorrear  sin sentido y que el muchacho convirtió en cualidad.
Pero en el fondo –y no del mar- es un  alma noble, si ve a alguien en apuros corre a socorrerlo aun  cuando el método para hacerlo no sea de los más ortodoxos.
En sus años mozos fue un admirador  a todo trapo del actor, director y cantante argentino Hugo del Carril, decía Truco que con esas “muelas” no había hembra que se resistiera y pretendió emplearlas él mismo sin éxito, claro,  teniendo en cuenta que el rioplatense  fue muy famoso desde  1937  e hizo una larga carrera y ya aquellas fórmulas para enamorar no eran eficaces  en la década de los años 70 del pasado siglo XX.
Es un mulato alto de andar un poco trabajoso, con unos ojos que recuerdan los de los camellos y  cree tener la fórmula de  progresar sin apenas esfuerzo, se las da de bravucón, pero no ha dudado en rogar de rodillas  ante un peligro que creyó extremo.
Fue un trabajador eficiente, pero un tanto descuidado, en una visita de control nacional a su centro de trabajo, a él no le tocó ser observado e interceptó a los visitantes en un pasillo.
- ¿No me van a inspeccionar?
-Bueno…
-Miren tengo esto muy bien  ordenado.
(Revisión exhaustiva)
-¡Calificación mal!
-Valoren esto otro.
-¡Calificación mal!
-¡No, pero esto si no lo tiene nadie así!
-¡Calificación mal!
De más está decir que aquel centro de trabajo obtuvo calificación deficiente y ello fue directo a la evaluación anual de el Cao.
Una de sus últimas ocupaciones fue la de espiritista, según él con muy buenos aciertos, pero eso también se le hizo sal y agua: lo que hace con las manos lo desbarata con los pies, esa es a grandes rasgos la personalidad de Armanduco.


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