domingo, 20 de enero de 2019

Responsable de un topónimo


Corría el mes de enero de 1968, junto a una brigada de camaradas del Centro unificado 21 de Octubre (secundaria y preuniversitario) cargábamos abono desde el Batey La Seis, hacia los tres o cuatro  lotes  del sitio   conocido  como El Sombrero donde crecían platanales inmensos.
Al llegar a la primera curva que  se acomodaba al cauce del Río Cauto, como viajaba en la parte frontal de la carreta, enhorquetado en uno de los soportes con las piernas hacia afuera, mi asiento no era muy seguro.

EL tractorista, de apellido Cuello, hizo un giro tan pronunciado que salí despedido a toda velocidad, desde el suelo en fracciones de segundo valoré que si daba muchas  vueltas o muy rápido caería por el barranco, si no lo hacía las gomas grandes del vehículo, cargado de abono,  me pasarían por arriba, por eso opté por la primera variante y ya bocarriba vi la rueda del tractor muy cerquita y entonces lo vi como un verdadero monstruo negro.
-¡Se cayó uno! –gritaba la muchachera.
El tractorista suponiendo que era un saco, siguió su marcha vertiginosa.
¡Se cayó un muchacho! - gritaron de nuevo mis compañeros y se sumaron algunos vecinos del llamado Sombrero Uno … el hombre por fin detuvo la máquina y dio marcha atrás… los más veloces llegaron junto a mí y me ayudaron a incorporar, dos grandes heridas en una pierna y un buen golpe me granjearon una estancia en mi Bayamo y después todo volvió a la normalidad, lo único que me quedó una secuela de dos centímetros menos en esa pierna.
Desde entonces mis compañeros le llamaron a aquella, la curva de Morales o del  Yashin porque  decían que había hecho un salto como el mítico portero ruso Lev Yashin, pero siempre pensé que eso había quedado para nuestro consumo escolar.
Pero este viernes, precisamente el día que cumplí 69 eneros, un antiguo colega me contó que una  cuarentona amiga suya del lote Tres de los Sombreros, le dijo que la persona que él buscaba vivía ahora cerquita de la “Curva de Morales”; al indagar el porqué del topónimo, ella dijo desconocerlo pero que toda la vida  lo había oído nombrar así.
De cualquier modo aquel rudo golpetazo me hizo el dueño del topónimo.


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