domingo, 2 de diciembre de 2018

A la altura de su nombre



Quien quiera disfrutar de la buena mesa criolla,  servicio esmerado y   trato personalizado,  debe visitar el restaurante El Turquino en la cabecera municipal de Bartolomé Masó.
Allí lo recibirá Martha Rosa González, con más de tres décadas de ejercicio en el ramo gastronómico y 24 años como administradora de esa pulcra instalación, totalmente remozada,  con muebles modernos y funcionales que aportan al sitio ese toque distintivo que el cliente  podrá evocar por siempre.
Los platos son aderezados a la usanza de nuestras abuelas y madres, con un toque hogareño que sin duda conquista, en porciones generosas, hermosamente guarnecidas con lo que pueden acopiar del entorno.

Sorprende una copa de agua de coco como refresco natural, otro día puede ser una limonada,   un jugo de naranja o de cualquiera otra fruta ¿cómo lo logran? cabe preguntarse ¡Muy fácil! Con planificación y alto sentido de pertenencia; en una especie de coordinación se plantean las aspiraciones del día siguiente o la semana completa y los propios trabajadores complementan lo que no llega por la vía de la empresa local de Gastronomía.
La coctelería  representa un punto y aparte pues hay bebidas variadas, aunque la mayor parte de los comensales prefiera la rubia cerveza.
Allí puede disfrutarse toda clase de asados de la cocina tradicional y el famoso puré San Germán (chícharo, pero con caché, como lo catalogaba José Antonio Rivero, un conocido humorista), sopas, caldos…
Visitar el santuario de Milagros Milanés, la chef de cocina  artífice de las delicias gastronómicas, es todo un acontecimiento: a la extrema limpieza suma un desempeño vertiginoso para generar los platos.
La visita del equipo de Montañas  fue un lunes, prácticamente cuando los trabajadores de El Turquino acababan de regresar de la Feria agropecuaria de Bayamo, pero a nadie se le notó el cansancio, todo se hacía con presteza, con deseo y dedicación.
No es casual que cumplan su plan de ingresos superior a los tres millones de pesos anuales y ya reciban estimulación monetaria.
En el ambiente se respira amor por el uniforme, compromiso de ser cada día mejores, de que la instalación siga brillando, al igual que su municipio y su país, solo así pueden estar a la altura de su nombre.



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