Cada semana
posteo algunas de mis vivencias de infancia, mocedad o de mi actual tercera
edad, pero en el contexto en que el
presidente electo de Brasil ha despotricado contra la noble tarea desarrollada
en el gigante sudamericano por el programa mas médicos, he preferido tomar las voces de algunos
intelectuales y científicos de ese país.
Hace solo unos días incluí la interesante
opinión de Gaetano Veloso
intitulada Si Bolsonaro gana, los brasileños pueden esperar terror y
odio. Ahora toca el turno a Arthur
Chioro médico y profesor de la Escuela Paulista de Medicina – UNIFESP,
ex ministro de Salud del primer gobierno de Dilma Rousseff y patriota
brasileño.
Son criterios frescos y de primera mano emanados de personas que ven el boicot de Jair Bolonaro a un sistema de salud
enriquecido por la presencia de médicos de nuestra Isla y que él jamás podrá
recomponer después que lo hizo jirones.
“Venció la insensatez”
Ha ocurrido una tragedia para la vida y la salud de 30
millones de brasileños.
Se ha desatado el caos para la organización del Sistema
Único de Salud (SUS), que depende de la atención básica para coordinar el
acceso a las redes regionales y garantizar la universalidad y la integralidad
de la salud.
Se viene un colapso en el sistema de salud de los 2.885
territorios que participan del Programa Más Médicos (PMM) y cuentan con médicos
cubanos, en particular en 1.575 municipios, la mayoría con menos de 20 mil habitantes,
distribuidos en todas las regiones del país y que dependen exclusivamente de
los médicos del Programa.
El vejamen internacional sacude la relación del país
con la Organización Panamericana de la Salud (OMS) y desencadenará un escenario
de desconfianza generalizada en las relaciones con otros países, socios de
Brasil en innumerables proyectos en el área de la salud.
Sin la presencia de más de 8.500 equipos de Salud de la
Familia completados con médicos cubanos, volveremos al dramático cuadro que estuvo
vigente hasta 2013. Antes del comienzo del Programa Más Médicos, los brasileños
que vivían en áreas de alta vulnerabilidad no tenían acceso a las acciones de
promoción, prevención, diagnóstico y tratamiento. Estaban a su propia suerte,
obligados a buscar Puestos de Salud u hospitales para cuidados básicos.
La atención básica es capaz de resolver más del 80% de
los motivos que llevan a alguien a buscar servicios de salud. Todo eso se
perderá y los que más necesitan del SUS, serán los que pagarán la cuenta,
gracias a la total falta de preparación del presidente electo, incapaz de medir
sus palabras.
Para los que festejan el rompimiento de la asociación
entre el Ministerio de Salud, la OPS y Cuba, por no haber tenido nunca
problemas para conseguir una consulta médica en sus vidas, es necesario que
recuerden que las unidades básicas de salud donde la casi totalidad de médicos
son cubanos, se encuentran ubicadas en la selva amazónica, en los municipios
del G-100 , quilombos y pueblos ribereños, en el Valle de la Riviera, el Valle
del Jequitinhonha y en la periferia de los grandes municipios brasileños.
Son lugares donde los médicos brasileños no quieren ir.
Los argumentos que utilizan son falacias corporativas. La mayoría de los
médicos brasileños no quieren y no saben prestar atención básica. Se formaron
sólo para ser especialistas, en un modelo elitista, restrictivo y sin
compromiso social. No están preocupados por los 30 millones de brasileños que
quedarán sin ninguna atención médica
Fingen querer una carrera de Estado, pero todos sabemos
que no dejarán sus consultorios privados para adentrarse en Brasil. Ni el
presidente electo asignará más recursos para eso, como lo dejó claro esta
semana. Por otra parte, el presupuesto aprobado para 2019, gracias a la EC-95
(techo de gastos), será casi 2 mil millones (de reales) menor que el de 2018,
incapaz hasta de recomponer la inflación y mantener lo que hoy, precariamente,
está funcionando.
He seguido la llegada de los médicos cubanos como
Ministro de Salud. Todos tenían más de 10 años de graduados. Todos tenían
residencia en medicina general y comunitaria, más del 50% una segunda
especialización y el 40% tenían al menos una maestría. Además de eso, los dos
mil primeros que vinieron a Brasil ya habían participado por lo menos una
misión en el exterior.
Bolsonaro, al lanzar desconfianza pública sobre la
capacidad y veracidad de la formación médica de los cubanos e imponer cambios
en la forma de contratación y funcionamiento del PMM de manera unilateral,
autoritaria e inconsecuente, irrespetando las vías de negociaciones
establecidas y la soberanía de un país asociado, provocó la implosión del PMM,
la del SUS y junto a estos, la esperanza de millones de brasileños.
Las acciones del PMM enfocadas a la apertura de nuevas
escuelas médicas sólo garantizarán el número de médicos brasileños formados en
cantidades suficientes a partir de 2026 para suplir nuestras necesidades. Por
lo tanto, es inconsecuente la postura del presidente electo que culminó en esa
decisión del gobierno cubano sin siquiera estar preocupado por un plan
alternativo.
Más inconsecuente y risible sigue siendo la propuesta
del casi-nombrado para la cartera del Ministerio de Salud (casi, ya que los
problemas judiciales que enfrenta como ex-gestor municipal de salud en Campo
Grande parecen que no permitirán que sea nombrado en el cargo), que condujo
incansablemente los ataques contra el PMM en el Congreso Nacional en los
últimos años. Ahora, propone el servicio médico militar obligatorio para los
recién graduados. Sería interesante ver cómo reaccionarían aquellos médicos que
se opusieron al PMM viendo a sus hijos trabajar durante 3 años en favelas,
aldeas indígenas, y en quilombos. Tal vez se muden a Miami o les pidan a los
colegas cubanos que regresen con urgencia.
Por tanto, ¿qué tienen para celebrar los opositores del
PMM? Bolsonaro y sus partidarios serán responsabilizados por el aumento de la
mortalidad infantil, de la materna, de la hipertensión, de la diabetes, de
enfermedades respiratorias y de otros problemas sensibles a la atención básica
que se verán profundamente afectados con el fin del PMM.
Es un crimen contra quien más necesita de salud. Es una
lástima terminar así un programa reconocido y elogiado internacionalmente y
que, como ha sido demostrado por innumerables estudios, investigaciones y
tesis, tuvo un impacto excepcional en la salud del pueblo brasileño.
Venció la insensatez. Pierde Brasil. Sólo me queda
pedirles disculpas a los médicos y al pueblo cubano así como agradecerles por
todo lo que hicieron por nuestra gente.
No hay comentarios :
Publicar un comentario