lunes, 15 de octubre de 2018

Vendutas


Cuando miro en retrospectiva desde la altura de mis 68 años y  3/8, me veo a mi mismo  transitar desde mi casa hasta la escuela del mismo nombre en  la calle bayamesa Carlos Manuel de Céspedes y verla poblada de tiendas grandes como la casa Almirall, la Comercial Bayamesa de Lalo Veloz y otras más pequeñas, de venta al detalle como La Onza, perteneciente a Gelasio Aguilar,(un verdadero jodedor criollo) padre de mi compañera de trabajo Elisa a quien todos en el barrio La Ollá y fuera de él llamamos Puchita.

Las vendutas era otra cosa, era pequeños comercios donde se podían adquirir por unos pocos centavos, fundamentalmente,  frutas y viandas.
Recuerdo la Venduta de Peña un descendiente de españoles, excelente comerciante, muy bromista y simpático que   tenía  esto como un remedio infalible para ablandar yucas: “Usted las pone a hervir con un clavo, si es de línea ferroviaria mejor, y cuando este se haya ablandado a las yucas solo le faltará el mojo”.
A veces uso la misma broma con los carretilleros o vendedores estatales cuando trato de adquirir esas raíces comestibles, que por estas fechas son difíciles de ablandar.
Eran  las vendutas como  calmantes en barrios pobres, después  algunas fueron evolucionando y comenzaron a vender otros productos como café, cigarros,  azúcar “con el consabido tres quilos de café y dos de azúcar” que a veces solo eso podía comprar algunas familias.. también ampliaron   su diapasón comercial y al crecer como bodegas de esas en las cuales  (en una libretica escolar diminuta) el tendero anotaba las compras para liquidar a fin  de semana o de mes; a veces las cuentas crecían más que lo que el cliente recordaba comprar y a veces por eso surgían desavenencias.
La ofensiva revolucionaria de 1968 intervino esos pequeños negocios y otros un poco más grandes para dar un orden estatal  al comercio.
En esos años 50 y 60 del pasado siglo, las vendutas era, como dije, eminentemente de productos del agro… hoy por extensión se les da el nombre a todo lo comercialice en pequeña escala, así puede verse un puesto con piezas de bicicleta, plomería, albañilería y otras muchas actividades afines sin olvidar su origen con productos del agro, que hoy se venden a precio de oro.


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