Hace ya varias décadas para diversificar las
pinturas de lechada de cal se le incorporaban pigmentos varios, entre ellos uno colorado y de consistencia terrosa
que debía ser utilizado con cuidado porque podía arruinar una casa, de no
usarse con el debido tratamiento daba lugar a paredes desvaídas, feas… o sea
que se desteñía con el paso del tiempo.
Lo mismo ha ocurrido con Luis
Leonardo Almagro Lemes que tuvo una militancia izquierdista destacada en la política uruguaya en la coalición
denominada Frente Amplio, fue canciller en el gobierno del dignísimo político y presidente de ese país
José Mujica desde 2010 hasta 2015 y en ese
propio año asumió como presidente de la Organización de Estados
Americanos, la tristemente célebre OEA y allí prometió llevarla adelante como
representante de los pueblos latinoamericanos, según sus propias palabras.
Nada más lejos de la verdad en
cuanto agarró el “mameo”, como le llamaba un guajiro amigo al ejercicio del
poder, al igual que Judas Iscariote quien traicionó a Jesús por 30 monedas de
plata “Lucho” Almagro traicionó a toda la izquierda latinoamericana que a semejanza de su par bíblico había besado
para fraguar su traición.
Desde entonces se ha sumado a las
peores causas injerencistas a la sombra de Washington y en consonancia con la
“Desorganización de Estados Americanos”, para ello se ha empleado a fondo para
dividir a la comunidad de naciones latinoamericanas y caribeñas, contra los procesos revolucionarios y sus
líderes y en franca conspiración contra
la izquierda de donde salió por desgracia.
Pero el superobjetivo de Almagro es
contribuir al derrocamiento del legítimo gobierno bolivariano de Venezuela así
que llama y reclama una intervención militar como ya hizo en Cúcuta ciudad
fronteriza con Colombia ante guarimberos venezolanos, como él pagados por
Estados unidos y la oligarquía venezolana, según imágenes eso fue un reality
show de pésimo gusto algo así como “Volverías con tu ex? aquel teledrama
chileno.
Almagro es culo y camisón con
Donald Trump en su obsesión antichavista en pos de una democracia que ni él
mismo se cree y que pretende forjar mediante el derramamiento de sangre como ya
alentó en la Patria de Bolívar y sigue alentándolo a una escala mayor.
Pero cuidado, Luchito, que si Judas
recibió 30 monedas por su perfidia a
Jesús, tu recibiste millones y de
esas felonías no se olvidan los pueblos, desde ya estás condenado por la
Historia.
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