Muchas
y variadas son las costumbres e incluso supersticiones que surgen en Cuba cuando una mujer espera un hijo; no
importa cuántos años han pasado ni que la modernidad ha cedido paso al
oscurantismo.
Cuando
una mujer queda encinta el hecho es pasto fértil para todo tipo de conjeturas,
amigas o no tan amigas van raudas a visitarla y a darle consejos no siempre
solicitados para que lleve a feliz término su alumbramiento.
Muchas
personas aconsejan que la casi parturienta se dé baños de determinadas plantas,
hojas o raíces, recuerdo que cuando estaba por nacer mi hija más pequeña Leoncio,
un amigo de las ventas de Casanova, le recomendó
a mi mujer que se diera baños de roble para que diera a luz de manera expedita
y así fue, pero hay infinidad de plantas que están probadas por su eficacia en
la dilatación y parto.
Mitos
los hay en cantidades industriales, por ejemplo Ileana, mi única hermana nació
con una mancha roja en la parte alta del cráneo y una más pequeña sobre una de
sus aletas nasales, entonces las amigas de la vieja decían que se había tocado
la barriga durante una noche de eclipse de luna… “peor hubiera sido de sol pues
entonces sería una mancha negra” aseguraban.
También
decían que la embarazada debía mirar siempre cosas lindas para que el bebé le
saliera de esa forma, por lo que ella se cohibía de poner sus ojos en personas
feas.
Otra
conseja explicaba que había que sacar del hospital al niño o niña vestido de amarillo, porque eso
daba buena suerte, lo curioso es que las nuevas embarazadas y paridas se
suman a la tradición.
Otras viejas explicaban que cuando una parida no
quería dar más pecho pusiera al sol un paño manchado de leche materna y para curar las diarreas
del llamado resfrío de los recién nacidos se presentaba un pañal sucio ante el Astro
rey y muchos aseguran que es efectivo.
Muchachas de este tiempo aconsejan a sus
amigas que las primeras uñas cortadas a un bebé deben guardarse entre las hoja de un libro para que este sea inteligente,
poeta, amante de los libros y si lo
hacía en una mata de rosas, el pequeño o pequeña sería artista.
Pero
lo más asombroso es que cuando un persona elogia a un niño la madre u otro
familiar dice automáticamente una frase
para contrarrestar el tan llevado y traído mal de ojo:”malditos sean tus ojos”,
aunque hay algunas que lo dejan escapar de modo audible y pueden hasta buscarse
un problema.
Esos
hoyuelos que algunas persona tienen en la barbilla o mejillas y que la mayor
parte de las veces pueden constituir marcas genéticas, algunas comadres se
empeñan en fabricarlos contra natura podría decirse; yo mismo que tengo unos
hoyos en las mejillas que con los años se van convirtiendo en zanjas, fui
agredido por una vecina que casi me unió
un carrillo con el otro y orgullosa me decía cuando niño: “Esos hoyitos te los regalé
yo”.
Con
todo, es muy interesante este tema de los recién nacidos ¿del ombligo? Esto puede tener un
capítulo aparte.
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