domingo, 10 de junio de 2018

Moñepalo


Como ya dije en una entrada anterior, hace varios meses,  los apodos de mi bayamés barrio de San Juan eran melodiosos, cómicos, pero algunas veces también punzantes, crueles e irrespetuosos.
Entonces olvidé dos referidos a la misma persona.
Cariñosamente a su dueño lo llamábamos Felito quien era un tipo irascible “un berrea’ o” como diríamos  ahora; era la época en que el norteamericano  blanco Elvis Presley, llamado el Rey del rock and roll,  hizo furor con su voz de negro sureño, su guitarra, sus jeans ajustados y un contoneo inmoral en escena y su mota kilométrica que parecía un tupé y que muchos jóvenes en el mundo quienes podían por su tipo de cabello le imitaron … los cubanos no quedaron detrás aun desafiando que los tildaran de que los había contagiado  “diversionismo  ideológico”.

Pues bien nuestro amigo Felito se fabricó una mota o moña, aquello era un macizo compacto, pero fue  hace muy poco que  pasé a la categoría de personas que conocían el secreto de su peinado.
Una tarde de finales del último  abril coincidimos Felito, Manuel, un amigo, y yo en una céntrica esquina de nuestra añosa ciudad de Bayamo… al evocar nuestros años mozos  surgió el tema de los apodos y nos confesó el más importante: “no era fácil mantener aquello, pues debía estar una semana entera sin lavarme el pelo, ponerme grasa  empegotada de esa que se usa para desrizar y como explica la Física, la impenetrabilidad (de impenetrable) es la resistencia que opone un cuerpo a que otro ocupe su lugar en el espacio .Ningún cuerpo puede ocupar al mismo tiempo el lugar de otro. Así mismo, la impenetrabilidad es la resistencia que opone un cuerpo a ser traspasado.
Por tanto la mota y una mano u otro cuerpo  no podían coexistir….si alguien le tocaba la mota a Felito tenía que  desafiar sus furia que más de una vez lo hizo irse a los puños con sus camaradas.
Por eso surgió el doloroso norte de Moñepalo que le gritaban de modo cobarde aprovechando multitudes y voces aflautadas… un domingo en la noche la actual Plaza de la Revolución de Bayamo  estaba abarrotada, al entra por una de las esquinas un manotazo anónimo borró las ganas de diversión de nuestro amigo, pero no podía  enfrentarse a toda un multitud, casi llorando de rabia regresó a s casa y se costó a dormir mascullando amenazas.
Otro día un compañero de clase se dio cuenta de que los espejuelos de Felito  eran una copia exacta de los que usaba  a la sazón el presidente venezolano Rómulo Betancourt a quien sus enemigos apodaban la Violetera y ahí mismo surgió el otro nombrete que combinado con el primero  hacía rabiar a nuestro querido camarada: ¡¡¡Moñepalo, Violetera!!!!
Para que se tenga una mejor comprensión  de quien era Rómulo Betancourt es ineludible  acudir a la opinión de Fidel: ” El mejor aliado de Estados Unidos, y a la vez el más bajo y vil enemigo del pueblo, fue el farsante y simulador Rómulo Betancourt, Presidente electo de Venezuela cuando triunfó la Revolución en Cuba en 1959. Fue el principal cómplice de los ataques piratas, los actos terroristas, las agresiones y el bloqueo económico a nuestra patria.
“ Cuando a fines de enero de 1959 hablé en la Plaza del Silencio, donde se reunieron centenares de miles de personas y mencioné por pura cortesía a Betancourt, se produjo la colosal rechifla que conté contra el Presidente electo. Para mí fue una verdadera lección de realismo político. Tuve luego que visitarlo, por ser el Presidente electo de un país amigo. Encontré a un hombre amargado y resentido. Era ya el modelo de gobierno “democrático y representativo” que necesitaba el imperio. Colaboró todo lo que pudo con los yankis antes de la invasión mercenaria de Girón”.
Ya hoy Felito se ríe de sus pasadas angustias, con apretar los dientes y forzar una sonrisa todo habría pasado, también pudo haber cambiado su tocado o sustituir el marco de sus espejuelos.

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