José
Luis acaba de jubilarse tras 46 fructíferos años de trabajo, con 29 en su más
reciente centro de trabajo y a pesar de
ello y de la simpatía que siempre despertó, su salida se produjo
sin pena ni gloria.
Él
no es amigo de la fanfarria y realmente no lo ha tomado a mal, pero muchos de
sus amigos y familiares tienen
encontradas posiciones respecto a ese tema: “Déjalo, a ti no te hace falta”, opinan
algunos, “Dónde están el Sindicato, la Administración, el Organismo Superior”,
dicen otros.
“De
qué valen tantos años dedicados al trabajo con puntualidad cronométrica, con seriedad
rayana en el puntillismo, con el ejemplo para los más jóvenes de cómo ser
asumida cualquier tarea, por difícil que resultara.
De
qué vale afrontar cada una de esas
tareas con el entusiasmo juvenil que siempre lo caracterizó, inclusive
sobreponiéndose a la baja visión una
vez padecida y que lo obligaba a veces a usar tres pares de espejuelos juntos o
de dictarles a sus compañeros más jóvenes los trabajos a entregar. Y qué de los
organismos a los cuales dedicó tanto tiempo y esfuerzo?... inexplicablemente
todos se han hecho oídos sordos.
José
Luis ya no quiere ese homenaje pues faltó
espontaneidad y no podrá ser
forzado, pero qué pensarán de ello los más jóvenes al ver tratados así sus mayores “¿Me tocará lo mismo cuando peine
canas?”, podrían cuestionarse. Además, como decía un añoso spot televisivo: “Los
niños hacen más lo que ven hacer que lo que les dicen que hagan” y por ese
mismo camino “honrarán” ellos a sus sucesores.
No
se trata de recursos, ni siquiera de diplomas que ya José Luis amontona, se
trata de la palabra cálida y cariñosa, dicha en público, que llegue al corazón
y haga contraer nuevos compromisos desde el lugar en que esté nuestro jubilado.
Solo
eso habría bastado.
2 comentarios :
Coño compadre yo conozco a José Luis, pero no es ni será el único, eso es lo más triste!!!
Gracias por la alerta, amigo y colega Luis. Como estoy al seguir los pasos a ese J. Luis, me prepararé. He visto, por ejemplo, en entidades de Recursos Hidráulicos y la Contraloría, en Granma, estimulantes despedidas a trabajadores -y trabajadoras- que se jubilaron, pero conozco, también, casos de personas que aseguran que el acto de jubilación es el del primer deceso. Le sugiero a J. Luis que no asuma que vivió una vida equivocada, sino que hizo lo que entendió debía hacer en cada momento. Siempre habrá quienes lo reconozcan. Salud y larga vida.
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