Todo
el mundo sabe que el alcohol mata de diversos y oscuros modos, pero… por una
parte algunos no hacen caso de eso, y
otros lo hacen solo cuando ven a su lado
o a dos pasos de distancia los efectos
devastadores de esa droga llamada blanda por algunos especialistas.
Tal
es el caso de mi amigo Ernesto en cuyo funeral hube de decir las palabras de
agradecimiento, a pedido de sus más allegados familiares.
Graduado
con honores como técnico en sistemas eléctricos, comenzó una exitosa carrera en
la Empresa correspondiente hasta que comenzó ese primer trago que nunca debió
“darse”… sin extenderme mucho solo diré que perdió ese trabajo que fue para él
tan promisorio y muchos otros hasta legar a la condición de buscavidas
ocasional.
Tuvo
éxito en el amor: formó dos familias hermosas plenas de hijos y nietos, pero
también las fue perdiendo poco a poco.
Cuando
no bebía, su faz amistosa cordial y solidaria, agradaba: pero cuando se “lo daba” surgía en él todo lo oscuro que puede
estar contenido en una botella de ron, entonces no le importaban nada relaciones
humanas ni familiares, cuidar de su quebrantada
salud ¡ni nada!
Así,
una mañana cuando su madre fue a llamarlo para irse a un turno médico lo halló
blandito, pero caliente aún y llamó a los vecinos con dolorosos gritos, pero ya
era tarde.
Esta
es la breve y triste historia del hombre
de bien que se malogró, que pudo ser grande
y que no llegó a concretarse, por algo que no valió nunca la pena: una botella
de ron peleón que cambió por todo lo que vale en la vida.
No hay comentarios :
Publicar un comentario