domingo, 21 de febrero de 2016

Reinas de fin de semana



Es cierto que ya han transcurrido siete días pero  la efeméride la dedique a hablar del noble, altruista y desinteresado sentimiento amoroso, hoy reflejaré quizás pálidamente cómo  lo festejaron los bayameses y granmenses en general.
Sin lugar a duda alegría y masividad  reinaron durante los festejos por el Día del amor y la amistad en Granma.
El sábado 13  y domingo 14 de este  mes múltiples actividades acontecieron, con calidad voluble en todos los municipios, consejos populares y barrios para agasajar a los enamorados.
Del empaque de las instalaciones o la oferta y de lo humilde o prominente de los asentamientos no siempre dependió el éxito, sino del amor impregnado.

Por ejemplo, un individuo se quejaba de este modo: “Ahora las administraciones tienen que celebrarle esta jornada a la gente”, como era un conocido interpolé en la charla esta sencilla e imperativa oración: “No te quejes, ese es precisamente el propósito, festejar con todos”.
Directivos y empleados de centros de trabajo, círculos de abuelos, comedores del sistema de atención a la familia  y restaurantes y cafeterías privadas se sumaron a la dedicación.
Evidentemente, una sabrosa “confabulación” se   instaló entre clientes y entidades prestatarias de servicios, tanto del sector estatal como del emergente para que los granmenses disfrutaran merecidamente del Día del amor y la amistad, pero aún así no dieron abasto.
Tampoco muchos sitios emblemáticos pudieron brindar los 25 platos anunciados incluso desde nuestras páginas, y a pesar de las variadas ofertas de las artificiales, las flores naturales se ausentaron. Llamo la atención sobre el incremento de personas de provincias vecinas que vuelven a poblar las principales arterias de las ciudades granmenses.
A la red de Comercio y Gastronomía, desde la Llanura del Cauto, los sitios montañosos y costeros afluyeron clientes, previa reservación,  para recibir los servicios, en recintos engalanados para la ocasión. Muchos de ellos se convirtieron en cabarés a partir de las 10:00 p.m.
También áreas bailables definidas en todos las localidades  hicieron las delicias de los bailadores y al igual que en los centros de la Gastronomía, previa coordinación con las direcciones de Cultura y el Centro provincial de la música fue garantizada la calidad  artística  profesional y aficionada.
No quedó fuera el novedoso sistema de alojamiento con prioridad en aquellas instituciones con mayor capacidad para la recreación especialmente en Bayamo, Bartolomé Masó  y Manzanillo, e igualmente las instalaciones de Campismo.
A nuestro juicio quien mejor definió la afluencia de un público desafiante de la lluvia y de los altos precios,  fue uno de los dependientes del restaurante Sagitario, inserto en las nuevas formas de gestión económica: “Llegaba gente a pululo”, evocando a un personaje emblemático del programa televisivo Vivir del cuento.


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