Amo del amor las cosas sencillas o grandes,
las cotidianas, lo apenas perceptible, pero muy cercano al concepto de el
Pequeño Príncipe de Saint Exupery: “Lo esencial es invisible a los ojos”.
Adoro esas cosas del día a día como
compartir el café cada mañana con mi mujer, que solo lo prueba, y con una de mis
hijas que lo aclara hasta convertir en un melado lo que su mamá y yo hacemos
fuerte.
Asimismo subir a la azotea con los cubos de
ropa húmeda que Carmen, mi mujer, lava y tiende todos los días a pesar de la lavadora
moderna que solo deja para “ las cosas gruesas".
También me son entrañables los
almuerzos o comidas en familia que se
hacen esporádicos durante la semana “por lo apretado de las agendas públicas y
privadas” y solo se ciñen a domingos, algunos sábados y días feriados.
Añoro lo grandioso como el calor de mi
mujer que me arropa cuando vuelvo a la cama después de mis insomnios frente al
televisor y el nacimiento de mis tres hijas: Ariadna, Conchi y Carmen Luisa y
mis cuatro nietos Adriana, Manolito Alejandro y Diego y sus tan disfrutables estadios de bebés.
Espero con ansiedad la llegada a casa de
cada uno de los míos, las coincidencias de criterios, las contradicciones, mis
interrupciones que apenas dejan ver la tele.
Y también amo los sustos, míos siempre que
salen y que no tienen sosiego hasta que la reja oxidada del frente me anuncia su
llegada; también lo sobresaltos de ellos cuando mi salud, de bastante buen metal,
tiene algún quebranto y los adivino en los ojos de mis seres queridos como el
jueves de la semana pasada en que me caí
estrepitosamente por las escaleras, los
gritos (no míos) y lo ojos llenos de miedo y yo conteniendo la risa, aunque
embolsado también, pero afortunadamente salí ileso. Todo eso es amor y si no
que lo diga Joan Manuel Serrat:
Poema
de amor
El sol nos olvidó ayer sobre la arena, /nos
envolvió el rumor suave del mar,/ tu cuerpo me dio calor, /tenía frío, /y allí,
en la arena, /entre los dos nació este poema, /
este pobre poema de amor /para ti. /Mi
fruto, mi flor, /mi historia de amor, /mis caricias. /Mi humilde candil, /mi
lluvia de abril, /mi avaricia. /Mi trozo de pan, /mi viejo refrán,/ mi poeta. /La
fe que perdí, /mi camino /y mi carreta. /Mi dulce placer, /mi sueño de ayer, /mi
equipaje. /Mi tibio rincón, /mi mejor canción, /mi paisaje. /Mi manantial, /mi cañaveral,
/mi riqueza. /Mi leña, mi hogar, /mi techo, mi lar, /mi nobleza. /Mi fuente, mi
sed, /mi barco, mi red/ y la arena. /Donde te sentí /donde te escribí /mi
poema./
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