martes, 26 de enero de 2016

Cuando la zafra tropieza con la misma piedra



La colega Darelia Díaz Borrero, periodista de la CNC Televisora granmense y del diario Granma valoró con palabra atinada el inicio de  la zafra poco después de la arrancada; cuando la contienda lleva ya varias jornadas las valoraciones son aún vigentes y plenas de alerta ante un nuevo fracaso fabril.
A pesar de los buenos augurios generados aquí en torno a la zafra azucarera, a partir de la entrada de recursos considerables para el mantenimiento de los centrales y nuevos equipos para la cosecha, la campaña azucarera en la provincia de Granma no acaba de encontrar la estabilidad requerida.

El central Arquímides Colina”, de Bayamo, y el “Bartolomé Masó”, del municipio homónimo, no han comenzado con buen paso, el primero a causa de problemas operativos, y el segundo por dificultades con el bajo voltaje.
El ingenio Grito de Yara, ubicado en Río Cauto, empezó a moler el martes último y ya presenta problemas en la industria, mientras el Enidio Díaz de Campechuela, salva la honrilla al moler al 79 por ciento, y concretar, sin ayuda de sus homólogos, el plan de la zafra chica.
Completa el quinteto fabril granmense el “Roberto Ramírez”, el cual debe sumarse a la molienda después del 15 próximo, porque aún se ejecutan los arreglos en el turbogenerador, dañado en la pasada campaña a causa de un incendio de grandes proporciones, que paralizó la fábrica por 26 días.
Hasta el sábado último el plan del crudo marchaba al 71 por ciento de lo previsto para la fecha, con un atraso de más de 2400 toneladas.
En ello ha influido la humedad por las recientes lluvias que atentan contra la calidad de la caña; sin embargo el principal problema que entorpece la campaña azucarera en Granma responde a problemas organizativos e incapacidad en la toma de decisiones por parte de los administrativos, talón de Aquiles de la zafra en el territorio en el último lustro.
Lo peor del asunto es que ante estas circunstancias muchos pierden tiempo valioso en reunirse para reconocer que existen esos problemas, y olvidan que la solución está en sus propias manos.
Tras cuatro almanaques arrastrando incumplimientos de forma consecutiva, la provincia no se puede dar el lujo de acumular ineficiencias derivadas de situaciones adversas, cuya respuesta está al alcance de los hombres, sobre todo cuando el país invierte sumas millonarias en recursos para esta actividad.
La campaña azucarera 2015-2016 apenas está comenzando, pero cada minuto perdido repercutirá en el resultado final, por ello no basta con identificar los problemas; el éxito dependerá del empeño que se ponga para dar respuesta inmediata a cada obstáculo que aparezca en el camino.
Aún cuando las lluvias golpean, existen condiciones para incrementar los volúmenes del crudo y elevar la eficiencia si se inyectan necesitadas dosis de rigor, exigencia, responsabilidad y sentido de pertenencia en todo el proceso tanto agrícola como fabril.
Mientras algunos se conformen con enunciar lo que se dejó de hacer o pudo hacerse mejor, poco o nada cambiará el panorama de la zafra azucarera en la provincia de Granma, que lleva varios almanaques en la retaguardia de esa actividad en el país.
La zafra azucarera continua siendo un renglón fundamental para la economía cubana, que requiere incrementar los volúmenes del dulce, para satisfacer la demanda nacional y evitar compras en el mercado exterior.
Con esta responsabilidad cargan los agroindustriales granmenses, quienes aún no encuentran un paso que les garantice, de un modo definitivo, el cumplimiento creciente del plan del crudo.
Para esta campaña la provincia tiene un plan superior a las 140 mil toneladas, cifra que representa un crecimiento del 18 por ciento con respecto a la campaña anterior, en la que se concretaron poco más de 121 mil toneladas.
Aunque el reto es grande, dadas algunas situaciones que se escapan a la voluntad humana, como las recientes lluvias, el territorio está en condiciones de concretar una buena contienda.
Ojalá que los debates recientes sirvan para fortalecer la capacidad de dirección, y sacar experiencias de los errores cometidos, a fin de que la zafra en Granma vuelva a recuperar su dulce sabor.

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