Parafraseando al gran escritor cubano Pablo de la Torriente Brau en su inefable Realengo 18:
“quien quiera conocer una escuela
distinta, donde conviven armoniosamente adolescentes
y jóvenes de tres enseñanzas, que se
vaya al barrio bayamés de Mabay, al centro mixto José Costa Velázquez.”
Allí le dispensaron la más hermosa de las bienvenidas a los delegados bayameses a la Asamblea provincial del Partido
Comunista d e Cuba que se efectuará el 4
de diciembre próximo.
Atardecía, dos filas de chicas y muchachos aguardaban
durante horas la llegada de los delegados,
retrasados por esa magia negativa de los recorridos que suman minutos en cada
estancia, por las reuniones y entrevistas entre visitados y visitadores y después puede convertir en impuntuales a lo segundos.
No obstante, los chicos en dos filas con uniformes mezclados
de secundaria básica, preuniversitario y enseñanza técnica y profesional coreaban
cantos patrióticos al paso de
los asambleístas.
Minutos después, en formación simétrica, escucharon las
presentaciones y aplaudían con un ritmo acompasado e increíble. En un costado
en un polígono de construcción cinco muchachos levantaban un muro cuya argamasa
era barro, pero cuya verticalidad
apuntaba al cielo, los profesores nos ilustran: “Es una brigada
abanderada en la plaza de la Revolución bayamesa
denominada Retos y desafíos”, y ni siquiera nos extrañamos de que ambos
vocablos significaran lo mismo porque de verdad saben afrontar el futuro.
Todavía no entiendo bien como conviven aquellos 911 jóvenes
tan distintos y a la vez tan iguales, Carmen Arjona, una profesora que antes
fue mi alumna en preuniversitario, da la clave: “Provienen del campo y eso quizás
les haga más disciplinados y amables.”
Allí radica un pelotón de corte mecanizado con dos
combinadas de corte KTP, seis tractores, dos trenes de carretas, novia, cocina
móvil… en fin un pelotón como los de los cañeros de profesión, pero son
estudiantes de mecanización agropecuaria
quienes en ellas hacen sus prácticas prelaborales en período de cosecha.
Ya cuentan con una máquina lista pata iniciar los
cortes y la otra se encuentra al 60 por
ciento, que en los primeros días de diciembre serán cabalgadas por jóvenes y “jóvenas”
(como decía mi viejo) que estarán derribando los dulces tallos para
contribuir al desarrollo económico local, son los mismos que obtuvieron un
lugar destacado en la reciente feria de
mecanización de centros de su tipo efectuada en Florida, Camaguey.
Allí se forman
verdaderos valores de laboriosidad, solidaridad
y patriotismo, entre otros, en fin, es una escuela igual a las demás pero distinta en
esencia.
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