En mis tiempos de niñez y adolescencia la ñapa era el regalo que se daba a las personas al comprar algo, por lo general, un poquito más de lo mismo adquirido.
Mi
viejo, tabaquero de la fábrica Moya, era
cliente de la bodega de José Almirall y cada sábado al entregarnos la factura a domicilio, media barra de
dulce de guayaba matrimoniado con igual cantidad de conserva de leche
era el premio por ser cliente habitual, gastar y pagar con puntualidad en aquel comercio.
Pero
para los muchachos del barrio ahí no
radicaba el encanto. Aquí en Bayamo le decíamos “contra” a la ñapa y era un gancho para
grandes y chicos: nos desvivíamos por comprar en las vendutas, donde nos daban de contra algún
guineo (plátano fruta) o en las tiendas,
como decíamos a las bodegas, pues allí nos gratificaban con pasitas secas, las
llamadas goticas, unas galleticas mínimas, pero gruesas y no sé si a esto es a
lo que algunos viejos llamaban “capricho
caramelo”.
A diferencia
de hoy, cuando los muchachos no gustan
de hacer compras minoristas o remolonean bastante para efectuarlas, nosotros en
la lejana niñez, siempre teniamos el oído atento por si había que llegarse a cualquier comercio.
La
“contra” era una competencia leal para
ganar clientes y en dependencia de la envergadura del establecimiento o de la compra, así sería su retribución.
Había
quien la pedía en especies, pero los bodegueros preferían regalar golosinas,
porque eso atraía a muchos chicos quienes
hacían una promoción de ventas ante sus padres, cuando estos no los obligaban
a ir a una tienda determinada.
Dicen
algunos que si uno no la pedía, no se la
daban, pero recuerdo algunos bodegueros de mi barrio San Juan que no necesitaban ese
reclamo y si un chico olvidadizo o despistado se marchaba del comercio le requerían para darle un poquito de algo.
Muy
populares eran aquí en Bayamo unos caramelitos de azúcar prieta o cruda y
envueltos en papel de ñafé, como
llamaban al de envolver; cuando uno de los chicos volvía premiado al juego de bolas,
cambuca (quimbumbia) o pelota, por lo general no quería ceder parte de su tesoro
porque no podía comprarse y por tanto acendraba la tacañería, al contrario de
lo sucedido cuando uno portaba una maceta de mamoncillos
y cualquiera en la calle lo abordaba para saber por boca propia “si eran dulces”.
Siempre
quise saber el origen de esos caramelos rústicos y hace solo dos semanas Manolo
Licea, mi barbero me reveló que los fabricaba un infeliz afeminado llamado
Mario Comas, quien fueea encontrado momificado (tras un supuesto asesinato) en
unos terrenos en construcción, allá por la década de los 80 del pasado siglo.
Afirma el fígaro Comas decía haber cantado en
varios escenarios europeos (poseía una potente voz, pero él prefería el falsete
por lo cual muchos lo apodaban Estrellita, en alusión a una de las canciones interpretadas
por él) lo cierto es que nadie
imagina entonces cómo regreso aquí para
dedicarse a un oficio tan modesto como fabricante de caramelos rústicos.
En
muchas partes de Latinoamérica, según El
Diccionario Libre, en la red, la ñapa es muy popular y pone ejemplos de República
Dominicana:
-
Dame 3 libras de sal.
- Ahí tiene 3 libras y un cuarto de ñapa.
- Ahí tiene 3 libras y un cuarto de ñapa.
“Te
voy a comprar 2 yardas de tela, pero dame la ñapa”.
“No seas tacaño sírveme una ñapa de pastel”.
“No seas tacaño sírveme una ñapa de pastel”.
Afirma
el propio Mataburros que en España el vocablo puede llegar a tener una
intención peyorativa.
Asombrosamente ñapa procede del quechua yapa
que significa 'ayuda, aumento' y mire usted,
amigo internauta, qué largo camino ha recorrido desde entonces; en Cuba hoy
algunos trabajadores del sector no
estatal ofrecen modestas ñapas a los consumidores, las cuales, sin duda, retoman el sentido de antaño.
De
contra o ñapa les auguro que el próximo domingo estaré hablando de Blacamán, un
misterio para las nuevas y viejas generaciones.
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