Siempre quise abordar este asunto y la solución la tenía al alcance de la mano:
la
Máster en Ciencias Carmen Mazquiarán
Aguilera, mi esposa, ha investigado mucho e impartido conferencias
sobre este y otros temas de dirección no solo en Granma, sino en círculos especializados
del Turismo en otras regiones del país; de conjunto decidimos dar a conocer algunas de sus experiencias en el
ciberespacio.
A
veces, por llevar mucho tiempo haciendo algo, pensamos que somos perfectos en
el actuar y no somos capaces de darnos cuenta de los errores que llegan a
hacerse cotidianos. Sin embargo, existen signos indicativos de que algo anda
mal y que nuestra gestión no es tan efectiva como creemos. Estudiar y
perfeccionar lo que hacemos constituye una valiosa vía para mejorar estas
situaciones.
Pensemos
entonces en las acciones que día a día acometemos como directivos y analicemos
el modo en que las llevamos a cabo.
Utilizar
a nuestros subordinados como colaboradores es una tendencia actual en el mundo
de la Dirección. Escucharlos y tener en cuenta sus criterios puede verse como
una fortaleza del cuadro que es capaz de hacerlo. Sin embargo, muchas veces, entre
el dicho y el hecho existe una brecha no satisfecha. Y es cuando nos
encontramos con directivos comprometidos con un pensar o un actuar, que
aparentemente dejan a sus trabajadores exponer sus opiniones, pero que estas
caen en saco roto, sin ser apreciadas para nada. A la larga, este
comportamiento resulta dañino para la organización; todos necesitamos que se
nos tenga en cuenta, que nuestros criterios se valoren como importantes y que
las decisiones que se tomen encierren de alguna manera nuestro pensar.
Otra
cuestión que ayuda al cuadro en su gestión es la utilización del trabajo en equipo. A las personas, cuando lo
aprenden, les gusta hacerlo, pero lo primero es enseñar la participación en
esta técnica. No siempre el trabajo en equipo se hace en función de un
resultado previamente establecido, donde cada trabajador esté claro de su
responsabilidad y los resultados que se esperan de su desempeño. Esto indica
falta de planificación, lo que lleva a
la incertidumbre, pues los hombres están dispuestos a realizar la tarea, pero
desconocen hasta donde llegar, el objetivo final y el por qué lo hacen. En
varias oportunidades, falta el reconocimiento a la competencia del equipo, al
talento de sus miembros, a sus fortalezas, y ello no favorece que se muestren capaces
de poner sus conocimientos y experiencias a favor del resultado. Reunirse con
el grupo es una manera de hacerlo sentir importante, y el solo hecho de hacerlo
implica un reconocimiento para sus miembros y una manera de demostrarles que
son apoyados por la dirección de la empresa.
La
evaluación del trabajo realizado por el equipo es otra vía poco utilizada; se
pasa de un proyecto al otro, sin apreciar lo realizado hasta ese momento, sin
decirle a la gente qué tal les fue, y así se permite que la imperfección invada
la gestión. Hay jefes que se niegan la posibilidad de felicitar por lo bien
hecho, de aplaudir el resultado. Si tuvieran en cuenta que la labor empresarial
depende del desempeño de los colaboradores, se encargarían más de elogiar al
resto.
El
respeto a los demás es otro de los aspectos a valorar como importantes en el
actuar del directivo. Y cuando hablamos de respeto, no se trata solo de lo que
decimos o hacemos ante una persona. Se trata también de respetar sus criterios,
su forma de ver las cosas, su tiempo. ¿Cuántas veces nos han citado para una
hora e iniciamos las actividades hasta media hora después? ¿O terminamos una
hora después de lo previsto? ¿O entramos a una actividad sin tener la más
mínima idea de cuánto tiempo vamos a tardar en ella? O el “jefe” llega fuera de
tiempo, o simplemente no participa, porque piensa que esa actividad es
trascendental, sí, pero no para él… Él
siempre tendrá algo mucho más importante que hacer. También se respeta al
utilizar la manera adecuada para llamar la atención: los subordinados no pueden
sentir que reciben un regaño, como si fueran los “hijos” del jefe; estos
llamados de atención deben también contar con la privacidad necesaria, sobre
todo si a quien requerimos ostenta un cargo de responsabilidad, y ¡¡ojo con las
amenazas!! Los llamados solo deben llevar a cada cual hacia lo que debe hacer,
no deben convertirse en otro problema, pues hacerlo de otra forma solo
demuestra la incapacidad del directivo para establecer el diálogo, perdiendo la
oportunidad que este momento brinda.
Estar
preparado para la actividad que se dirige, mantenerse actualizado en los temas
que se requiera, conducir a la entidad por la vía de la competitividad, son
elementos que evitan los desagradables conflictos que aparecen ante las nuevas
ideas que pretenden aportar los trabajadores para situar a la empresa en una
mejor posición. Para lograr esto, es
necesario que se establezcan relaciones con otras áreas o empresas para cumplir
mejor el trabajo. Interactuar con la competencia nos da la medida del lugar en
que nos encontramos y de qué nos falta por hacer para estar entre los mejores.
Tomar
decisiones de manera oportuna y acertada genera un ambiente favorable alrededor
del jefe. Uno de los agentes que garantizan el éxito en la labor de dirección
es la capacidad de asumir posiciones adecuadas ante situaciones determinadas y
tomar la decisión que mejor resultado final alcance en la entidad. Pero se trata no solo de tomar la que es,
sino también de que sea tomada en tiempo ideal, sin la rapidez que encierra
equivocaciones y sin la demora que
genera pérdida de la razón real haber decidido. La duda ubica al directivo en
un área de inseguridad y crea a su alrededor un ambiente de incapacidad. El éxito
que muchas veces alcanza un ejecutivo se deriva del reconocimiento que logra de
parte del resto, ante sus decisiones acertadas, oportunas y poco riesgosas.
Esto
no lo encierra todo, pero sí es el punto de partida, el inicio. Hay mil cosas
que podemos hacer para dirigir mejor. Todo está en que nos empeñemos en
lograrlo. La empresa y los hombres que en ella laboran nos lo agradecerán.
Bibliografía
-
http://www.admon.com/administracion-estrategia-pobre-efectividad-gerencial.htm
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