Más
que una estación, el verano en Cuba entraña un amplio concepto de esparcimiento popular.
Todo
esfuerzo para que sea exitoso es poco y por eso ante el cúmulo, al parecer
inabarcable de sanas actividades, marcha justo al lado el chequeo constante
para evitar los yerros de otros veranos.
Agrada
mucho a este comentarista que en la provincia de Granma ahora todo parece más concreto y no fue esgrimido el manido recurso: “este
será el mejor verano de la historia”.
La vida dice que si las acciones son cumplidas al pie de la
letra, si implican de veras a los habitantes e instituciones del barrio, si la
escuela es el verdadero centro cultural de la comunidad, y no un slogan, eso sí
puede contribuir a que este sea este un
período estival realmente memorable.
Sin
menospreciar al resto de los organismos que delinearon su estrategia en la más
reciente reunión del Consejo provincial de la Administración, a nuestro juicio
descuellan dos por su lucha para la preservación de la integridad física y la
salud de los veraneantes: Vialidad y Salud Pública.
En
estos dos aspectos en particular nada es superfluo, nada pude quedar en el
tintero, las normas para la circulación peatonal y vehicular ha de cumplirse
como en la Ortografía, quien no las cumpla quedará “suspenso” en el camino,
como nadie quiere.
En
lo tocante a la salubridad, aunque el potencial peligro no debe constituir un
fantasma, nadie puede olvidar que Cuba, en tanto archipiélago, está siempre
asediada por enfermedades trasmisibles,
por vectores o las llamadas enfermedades diarreicas agudas, para su evitación
nada más efectivo, aunque parezca crudo que esta idea: toda manifestación
diarreica es cólera hasta demostrar lo
contrario.
Por
tanto, nos parece muy atinado el propósito de Salud Pública del chequeo
exhaustivo de las condiciones higiénicas de los
expendios de alimentos y no solo de cuentapropistas, sino también en unidades gastronómicas, del turismo… a
todos los que pudieran tener vulnerabilidades.
A
veces la memoria popular olvida rápidamente, otras no, por eso debe ser
oportuno recordatorio que hace tres
veranos Granma experimentó un “apagón” de actividades: ni carnaval, ni
fiestas, ni paseos… cero viajes y cero regocijo, evitar algo tan triste está en
nuestras propias manos desde el hogar hasta las instituciones.
Que
la alegría, el optimismo, el merecido descanso,
que haya cuerpos sanos en mentes sanas, sean las razones para el disfrute como reza el lema del inminente periodo estival.
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