Profesionalmente
uno de los días más felices de mi vida fue este 14 de marzo, pero no solo
porque mi hija mayor, Ariadna, y yo obtuvimos
los principales lauros en las modalidades de periodismo radial y prensa
escrita, respectivamente, en el concurso nacional Aclifim-Upec instituido por
la Unión de Periodistas de Cuba y la Asociación cubana de limitados físico-
motores.
También,
porque a ella la reconoció la dirección provincial de Justicia y los camaradas
a mi alrededor tras las palmadas de aprobación decían: “Es mejor que tú” “Ya
tienes el relevo garantizado” y yo sinceramente no pude sustraerme al orgullo
de tenerla como hija y colega, una camarada que tenía un poco de temor de abandonar
la Redacción, pero como siempre le decía: “En el reporterismo te crecerán
grandes alas, conocerás a mucha gente y mejorarás profesionalmente”, aunque sin
dejar de reconocer que las salas de redacción son una escuela de escribidores
como dice Ciro Bianchi Ross.
También
porque le fue conferida la distinción Rubén Castillo Ramos a un baluarte del
periodismo escrito y televisivo aquí en Granma que deja huella indeleble por donde pueden transitar
sin temor los jóvenes reporteros, también por la importante mención (Un verdadero premio) a Osviel Castro Medel,
corresponsal de Juventud Rebelde.
O el
reconocimiento como Maestros de periodistas a Ángela Valdés y su esposo Orlando
Fombe y como honrosos luchadores por el retorno de los Cinco a Marisela Presa y
Eugenio Pérez Almarales
Asimismo la
fecha es plena de alegría por la certeza de que el periodismo cubano siempre
tiene el corcel enjaezado para nuevas batallas en especial la de ideas, ahora urgida
de nuevos arreos y argumentos ante la coyuntura internacional y es especial la
eventual reanudación de las relaciones Cuba-Estados Unidos, preñada de peligros
embozados.
También la
felicidad llegó por el encuentro posterior en la sede de la UPEC engalanada
para la fecha y el intercambio entre personas que hace rato no veía, y siempre con
frases llenas de “mente positiva” que con las libaciones del rubio contenido del “dispenser” se hacían más
atinadas o confusas.
Fue, sin
duda, un día memorable…
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