domingo, 15 de marzo de 2015

Del asombro a la evocación


A muchas personas le sorprende lo buen fisonomista que puede ser, y lo es, quien escribe estas líneas a tal punto de elogiar esa capacidad completando el cumplido con la posibilidad de que hubiera dado un buen policía o un conductor de ómnibus o ferrocarriles por tramos. Muy gracioso.
Sin autosuficiencia sonrío pues una de mis hijas, Carmen Luisa la  más pequeña (No es un cliché)  heredó y perfeccionó esa cualidad, es mucho mejor que el padre al punto de ponernos a desentrañar rostros de telenovelas antiguas sobre todo brasileñas y no de los principales sino de actores y  actrices de reparto “¿Cómo pueden?” …dice mi esposa….
Eso puede ser efectivamente un don y a veces no olvidar nunca un rostro o buscar en el disco duro hasta encontrar compatibilidad con nuestra base de datos puede  hasta convertirse en una tortura.
El viernes último al filo de las 11 de la noche mientras esperaba a mi hermana en viaje desde la capital, al regresar a uno de los bancos externos de la terminal interprovincial, vi en el sitio que ocupaba yo antes a un hombre más o menos de mi edad y cuando le espeto a boca de jarro: ¡Miguelito! Se quedó pasmado como si encontrara a sí mismo en medio de la calle (estoy parafraseando al poeta Tomás Segovia) y su cara asombrada me confirmó quien era: un alumno con quien compartí pupitres desde segundo hasta sexto grado y después hasta el primer año de secundaria cuando emigró a “la capital de todos lo cubanos”.
Después del estupor inicial nos pusimos al día sobre las ocupaciones actuales, de las familias y el país… por un buen rato no fuimos canosos, calvos  ni  entrecanos:  desapareció cualquier eventual arruga: fuimos  simplemente niños   retozones del patio de la escuela primaria José María Izaguirre de Bayamo, evocamos  a Inés la maestra palmera de tercer grado, que lloraba cuando las avionetas bombardeaban las montañas  y que nos presentó orgullosa  a sus hijos recién llegados de la Sierra Maestra en 1959… recordamos a compañeros que ya no están en el país o en el mundo de los vivos, a las peleas infantiles o aquellas niñas cuya presencia disparaba la timidez al mil por ciento.
No llegó a la media hora el  encuentro, pero revivimos más de una década de  hace  un poco más de 50 años, yo recibí a mi hermana y él marchó a su hotel para proseguir, al día siguiente, un seminario nacional sobre medio ambiente.
Excelente viaje en el tiempo.

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