Es doloroso ver perder una
cosecha, un familiar querido o una parte importante del trabajo que nos da
sustento y vida.
Eso ocurrió a los trabajadores agroindustriales del central
Roberto Ramírez, en el sur profundo de la costa granmense, por eso y por el
amor arraigado de los azucareros a su sector y a su fábrica de riqueza dulce no
se conceden un minuto al descanso para revertir los estragos de un incendio que
destruyó gran parte de la planta eléctrica de esa fábrica niquereña en la noche
del último lunes.
Mi vecino Pedro Rosales
casi fue testigo presencial, experimentado chofer de aseguramiento de la
empresa azucarera Granma, ese día debió “rutear” mercancías a distintos puntos,
el último por más alejado fue Niquero.
Cuando llegó acababa de ocurrir
la desgracia, mientras trabajaban los peritos todo el mundo aguardó
disciplinadamente, pero en cuanto se permitió la entrada trabajadores,
familiares y parte de la población fueron a ayudar como pudieron.
Caras tiznadas, torsos sudorosos
demolieron lo que quedó inservible, no conocieron descanso hasta escombrearlo
todo, hasta retirar los trozos de hierros retorcidos… hasta dejar limpio el
entorno.
“Recuperación”, “Hacer azúcar lo más pronto posible” y “Tirar
pa´lante”, son desde entonces las frases
en boca de todos (incluidos directivos de la Empresa Azucarera Granma y especialistas del grupo azucarero
Azcuba) quienes las conjugan con la práctica restauradora y el apoyo a la
reinstalación de los equipos dañados.
Aunque las pérdidas son
cuantiosas, desde el primer momento los agroindustriales sintieron el apoyo
incondicional de sus camaradas de otras unidades empresariales.
Gregorio Álvarez, director
del central afirma que colapsó un turbogenerador completo, pero ello no
impedirá que el central niquereño vuelva a moler con eficiencia.
Los efectos del siniestro y
la envergadura de las labores restauradoras obligan a los directivos de la
empresa a un rediseño de la zafra, en pos de minimizar pérdidas, en ese y otros
ingenios.
Leovis Mesa, director de
la empresa Azucarera Granma afirmó que la gramínea de los campos niquereños
engrosará molidas en “Enidio Díaz”,
asimismo desde Campechuela partirán equipos y materia prima para “Bartolomé
Masó” con actual déficit en medios de transporte y maquinaria para corte
mecanizado.
Aunque aún se esperan las
conclusiones del dictamen pericial, una falla en las válvulas de generación de
vapor –no imputable al factor humano-que provocó una excesiva aceleración de un
rotor lo cual generó el fuego.
Tras mitigar el calor del
incendio un fuego nueve inflama mentes y pechos: el de volver a ser útiles
produciendo azúcar como gustan: con presteza y calidad.
No hay comentarios :
Publicar un comentario