lunes, 12 de enero de 2015

Despierten, ilusos



“Yo quiero votar por Obama desde aquí”, ha dicho más de un iluso desde el pasado 17 de diciembre cuando Cuba y el mundo vibraron con lo trascendente del regreso al hogar de los tres héroes hasta entonces presos y el restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos.
El denominador  común entre esas personas es el analfabetismo histórico-político, hayan aprovechado o no, las oportunidades educacionales que la Revolución les dio y que en su mayor parte son lumpenproletarios que pretenden “vivir del aire”.
¿Pensarán que la sociedad mercantilista donde todo se mide a nivel de consumo y del sonido de la contadora permite conductas así?

Otros soñadores “letrados” desdeñan las lecciones ofrecidas por la Historia, aun cuando es cierto que la normalización de las relaciones entre ambos pueblos representa una manera civilizada  de coexistir con las diferencias mutuas, nadie debe, ni puede dormirse en los laureles.
Recordemos que desde el nacimiento de nuestra identidad nacional diversos gobernantes norteamericanos instituyeron políticas o doctrinas  que van desde la bravucona (Gran Garrote) la determinista (la Fruta Madura) o la embozada y artera del Buen Vecino.
Parafraseando a Obama este reconoció que continuará su labor para que haya una “democracia” en Cuba al estilo capitalista.
 Raúl fue meridianamente claro con respecto a un diálogo respetuoso, “basado en la igualdad soberana, para tratar los más diversos temas de forma recíproca, sin menoscabo de la independencia nacional y la autodeterminación de nuestro pueblo”.
Este comentarista aplaude el valiente  paso recién dado por el actual inquilino de la  Casa Blanca, pero considera, asimismo, que una embajada norteña aquí obliga a la activación de todos los botones de alerta para evitar sorpresas al estilo del dormido camarón del refrán.
Ciertamente a muchas personas de allá se les cerraría el negocio de la contrarrevolución, y a la contra interna se le acabaría el “vivío”.
A algunos funcionarios de medio pelo de acá, tampoco les conviene pues se les acabarían las justificaciones si se descorren las férreas cortinas del bloqueo.
Pero volvamos a la frase que encabeza este comentario, lo que ella expresa nunca ocurrirá porque con aciertos e imperfecciones “mi democracia es mía”, como diría el guajiro Melesio, y el tufo anexionista que entraña jamás se hará realidad sobre este suelo.



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