Hoy los bayameses dijimos adiós a una amiga entrañable,
a una persona familiar hasta para sus vecinos y conocidos, no digamos ya para los
seres de su propia sangre.
Fue una combatiente rebelde del Llano del Cauto cuando la lucha contra Fulgencio Batista
y allí la sorprendió el Primero de enero
de 1959.
Igualmente fue una enfermera de altos quilates y concisa
preparación académica que supo inculcar en sus descendientes el amor por la
medicina y el amor patriótico; pero un sentimiento la distinguió sobre todos:
el amor por sus semejantes, fue además madre, abuela y bisabuela amantísima con
una energía inquebrantable.
Su pasatiempo favorito era el dominó que “dominaba” a
la perfección y que “afilaba” en torneos con sus hermanos y hermanas y con sus
vecinos después de hacer uno que otro mandadito.
Isolina Medina Martín era además una excelente cocinera
que se distinguió en el arte de los arroces con pollo, o cualquier otro plato criollo y que sus sobrinos solían comparar con
los preparados por su difunta hermana Ninfa; en la actualidad la cocina de
Isolina podría considerarse como gourmet. además“fabricaba” unas pizzas
familiares fabulosas y unas pizzetas de las que regalaba algunas todos los
días, interrogadas sobre el particular respondía invariablemente que ese gesto
la alimentaba.
Su sobrino César Alberto en sentidas palabras, durante la
despedida de duelo, la consideró un ser de luz y eso precisamente era: un ente
que solo extendía la mano para ayudar, dar la mano para ella era dar amor.
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