domingo, 7 de diciembre de 2014

El padre del primer caído


Con 85 años, cargado de espaldas,  la voz un poco rajada y una tristeza perenne, aunque se sobrepone a ella, Onésimo evoca pasajes de la vida de su  hijo Juan Wilmer Vargas Maceo, el primer caído de Granma  bajo  cielo angoleño.
“Juan había sido Camilito, (estudiante de las escuelas militares Camilo Cienfuegos)  cuando estalla  la guerra  se había graduado como oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, trabajaba en La Habana y por allá mismo fue se fue a combatir.
“Todos los que le conocieron admiraron su bravura, cumplió con los deberes como le correspondía, cayó en las cercanías de Cabinda en una emboscada, fue herido en el maxilar, en el abdomen ¡me lo desbarataron! dice, pero con sus últimas fuerzas, según relatan sus camaradas, alcanzó a decir: ´Recojan las armas y ordénenlo todo´,”.
“Muchas veces me preguntan qué se siente al perder un hijo en esas condiciones y siempre explico  que un dolor como si  le  oprimieran a uno el pecho con unas tenazas inmensas,  pero me conforta saber  que murió   defendiendo  sus creencias… a los jóvenes siempre les digo que  inspirados en el ejemplo de los caídos nunca  dejen de cumplir con sus compromisos familiares y con la patria.
“Tuve 14 hijos  de ellos dos fallecidos, una hembra y  Juan, el mayor de mi segundo matrimonio, él  aunque ya ausente me sirve  de mucho: cuando lo ponía de ejemplo a sus hermanos más chiquitos, me hacían más caso para  respetar  más su memoria y ahora para seguir viviendo.
“El golpe nos llegó cuando todavía las operaciones no habían terminado, yo había ido a La Habana para averiguar, y ¡nada! pero mientras duró mi viaje hasta Bayamo llegó la notificación y no me lo querían decir a lo mejor porque  yo padecía de  un asma muy fuerte; ahora parece que la voy venciendo”.
Juan fue el primer caído de  los 40  bayameses y  174 granmenses que dieron su vida en lucha frontal contra el racismo, el colonialismo y la desigualdad.

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