Al menos cuatro colegas de La Demajagua Digital, de la cual es tributario este blog, han experimentado el disgusto de comprar y sentirse afectados por la carencia de “menudo blanco”, dicho en buen cubano, pesetas y monedas de cinco centavos. Este suceso tiene jugosa lectura, pero ejemplifiquemos.
Rafael Pérez quiso adquirir “frutos del mar” en una pescadería de Bayamo,
la vendedora muy campante le advirtió no tener moneda fraccionaria y que
además ya era hora de cierre; un tanto derrotado el hombre decidió marcharse; a medio camino miró el reloj, constató que le quedaban 10 minutos, y reclamó
como debía.
Algo
parecido ocurrió a Juan Farrell y su esposa en la carpa de Gastronomía ubicada
frente al hotel Sierra Maestra al “disfrutar” de refrescos en la propia ciudad
Monumento Nacional
También, Gislania Tamayo perdió
dinero suelto cuando merendó en uno de los quioscos durante las Fiestas de
la Cubanía; oportunamente una supervisora preguntaba a los dependientes
qué hacía falta para dar buen servicio y la colega le aconsejó reflejar la carencia
de cambio.
La
sopa de otros camaradas casi fue
frustrada por falta de moneda fraccionaria
en el mercado Ideal de Jesús Menéndez.
Esto
solo son botones de muestra de cuando la comercialización se ve afectada por
unos cuantos vivos, a quienes queda “algo” tras el cierre diario de cuentas y a
otros a quienes afecta la rutina y a los que también les queda “alguito”,
aunque no lo hagan adrede.
Valoremos:
si pesetas y monedas de cinco centavos nuestros
quedan en los establecimientos, parte de
nuestra economía va directo al piso y no
es exageración si pensamos en las veces que hemos sido dañados por esta causa.
Para
que no haya malos entendidos: los centros comerciales poseen un fondo para
cambio con la moneda fraccionaria, cuya gestión corre por su cuenta, según lo dispuesto por el Banco Central de
Cuba.
Esta
carencia. Muchas veces artificial de moneda fraccionaria para cambio
constituye una forma de
violación a las normas las normas de Protección al Consumidor y una
indisciplina grave en el servicio
adecuado que debe brindarse a la población.
No
debe soslayarse que según disposición del Ministerio de Comercio Interior,
publicada en el diario Granma es responsabilidad de los funcionarios de Comercio Minorista y
de los administrativos, buscar una solución a estos problemas y garantizar la
cantidad necesaria de menudo para el cambio en el proceso de
comercialización pues existe suficiente
disponibilidad de ambos, según pudo constatar este comentarista en interacción
con especialistas bancarios.
Los
administradores de cualquier tipo de establecimiento están en la obligación de obtener
y emplear la moneda fraccionaria para no lesionar a sus clientes, especialmente
cuando cajitas de ahorro y agencias bancarias trabajan para ello.
Al
comprador no puede “morderlo” la
ausencia de menudo blanco, amarillo o de cualquier color, él espera que le
devuelvan lo justo, es la mejor forma de que la acción contraria, una fea maña, pueda enseñorearse de los establecimientos de
esta provincia.
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