domingo, 17 de agosto de 2014

Cuando el papel cobra vida



El apego de Francisca Díaz Cabrera  por las figuras de papel nace de la lectura de una revista , que  ilustraba  como convertir trozos inservibles de este material en verdaderas obras de arte, también al  aprovechar las enseñanzas  adquiridas  previamente por su nuera Lisandra Contreras Arias y  del continuo y  provechoso intercambio.

Cuando comenzaron, quizás desconocían que se adentraban por las sendas del origami o papiroflexia,   arte de origen chino-japonés consistente en el plegado de papel sin usar tijeras ni pegamento para obtener figuras de formas variadas, muchas de las cuales podrían considerarse como esculturas de papel.
Así doblez a doblez,  de las manos  de ambas surgen flores con sus jarrones y una variada gama de animales y frutas.
“Para búcaros y bases comienzo a doblar los pedacitos   como para  hacer un barquito, luego los voy ensamblando sin engrudo, ni  pegamento de acetato…En las flores y animales Lisandra lleva la voz cantante, pero mi sueño es confeccionar un barco de vela con todos sus componentes”, explica Francisca.
Hay detalles curiosos: doblar el papel y lograr una consistencia similar a la del crepé, es sencillo, Lisandra   no duda en revelar el procedimiento: “A un tubo de desodorante   agujereado,  le insertamos un pedazo de alambrón, al final de este pongo   el pétalo o la hoja, lo aplasto y  al halar sale corrugado “, esto es una innovación de Lisandra, sobre lo que aprendió  de un amigo llamado   Sassi;  ella es ama de casa y  después que  realiza las tareas hogareñas ayudada a veces por Francisca se pone a crear lo que simultanea con la crianza de tres niños  menores de cinco años.
Obras de ambas  enriquecieron los fondos artesanales cuando Bayamo cumplió 500 años de su fundación, “en  las tradicionales enramadas de Jova, del cercano poblado de Mabay  mi nuera gestionó una exposición que tuvo mucho éxito”.
Para sus obras no  desprecia nadan: recortes de oficina o dejados por la guillotina,     etiquetas de jabón, de  máquinas de afeitar o galleticas, trozos de nailon, paquetes de refrescos y confituras en general.
Desde pequeña me dediqué  a las “labores propias de mi sexo”, como  decían antes, por eso sé coser bordar y lo trasmito  a mi nuera, gracias a ello Lisandra pudo   confeccionar sus canastillas por mano propia .
Hoy Francisca pertenece al cuerpo de vigilancia y protección, lejos quedan los días en que trabajó en los departamentos de Economía y de Recursos Humanos en el central Arquímedes Colina, de su natal Mabay…  “Ya hace 27 años que custodio los bienes estatales”, dice.
Lisandra espera que crezcan un poco más sus pequeños para integrarse a un trabajo en el sector estatal o por cuenta propia;  por lo pronto las dos deben ir pensando e integrarse a un grupo de creación como el reconocido colectivo Juana Moreno, de la Ciudad de Bayamo, en busca   de un intercambio aportador y que sirva para la protección  de sus obras y para el reconocimiento del público.

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