domingo, 10 de agosto de 2014

Acatto Pérez o un Accatone tropical

Creo que a todos los bayameses que cursábamos la secundaria  durante la década de  los años 60 nos impactó la historia de Accatone, un chulito de  medio pelo que nos presentara Pier Paolo Passolini en el filme del mismo nombre, y nos conmovió porque aquella realidad fue muy  chocante a la sociedad  cubana, a la sazón con una juventud totalmente alejada del flagelo de la prostitución.

Pero, con esa ductilidad que tenemos los criollos para adoptar modas y modos y que nos obligan a renombrar a una perrita  revoltosa con el nombre de Fátima, a un gripe desarticuladora con el apelativo de Nazaré, o a unos pantalones de lycra como la monumental Suelen, en alusión a villanas o pícaras menos violentas, o como copiamos las modas del momento, surgió en aquella época el pelado Accatone muy en boga  entre los jóvenes, usado  incluso profesoras de menos edad, aquí  en la ciudad Monumento nacional.
Yo no lo  adopté por varias razones: el pelado  precisaba un cabello lacio para armar un cerquillito super corto,  lo rizado del mío,   entradas prominentes, creo que algo de sentido común y la férrea enemistad de mi padre contra las modas me lo impidieron.
Pero mi amigo  Máximo, con un cabello más duro que el mío  no creyó ni en María Santísima y obligó a su barbero a ponerlo a tono con la novedad,    “mató canallas” sábado y domingo en el parque  (Plaza de la Revolución) hasta que llegó el lunes a la secundaria José Antonio Saco  y un jodedor que no recuerdo si era el inefable Ángel Vázquez, autoapodado El  Taqui  ó Yafa lo  rebautizaron como   Acatto,  más tarde Accato Pérez, que se transformó en Alcato e incluso Gato por la madre de una de nuestras alumnas, años más tarde.
Máximo tuvo diversas y altas  responsabilidades en las direcciones provinciales de Educación y Cultura, pero con la sencillez de siempre, aún  responde con un efusivo “Dime, hermano” siempre que alguien, incluso desde la  acera opuesta, lo interpela con un cariñoso  ¡Accato!
La foto que acompaña estas líneas es de la campaña promocional de la película y representa a  Franco Citti quien diera vida al proxeneta italiano.

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