domingo, 12 de enero de 2014

Preferible encuentro que tropiezo



Cuando a una familia se le rompe el refrigerador es como si a un pariente cercano le diera un infarto o comenzara a padecer de “una penosa enfermedad”, como reflejan  eufemísticamente algunos medios de prensa.
En el hogar todo se trueca en congoja, el comestible hasta ahora  atesorado  debe ser consumido del modo más rápido o ‘molestar’ al vecino so pena de que el alimento se eche a perder.
Ya proceder al  arreglo es otro cantar y puede volverse causas y azares como la reconocida creación de Silvio Rodríguez,  de acuerdo con qué pie usted haya salido de casa, si es con el izquierdo…!por favor!

Si el equipo es nuevo el apesadumbrado cliente irá a uno de los talleres de garantía,  donde con suerte y de acuerdo con la envergadura del mal usted   resolver enseguida o hacerlo en unos cuantos días.
Si por el contrario,   el aparato tiene  una explotación más o menos prolongada, irá para el taller correspondiente, en el cual amén de la eficiencia técnica de los operarios tiene el usuario que correr también con buena fortuna.
En el primero de los casos si lo atiende un(a) empleado(a) de eso(a)s impersonales le indicará con frialdad reportarlo y “esperar que los técnicos visiten su domicilio”, como le pasó al bloguero Ray Rivera.
Pero la tardanza para la añorada visita puede  extenderse hasta 30 días, aunque también la persona  puede añadir que “ahora andan por los municipios” y allá irá usted a tirarse de los pelos pensando en la carnecita que ya consiguió para esperar el año nuevo o en los avatares con la leche de su hijo más pequeño o incluso una medicina cuyo prospecto aconseja almacenar a determinados grados de temperatura.
Esto no es hipotético es de la vida real con todos los datos, junto con  otros ejemplos.
En el peor de los  casos alguien le dirá  tras breve diagnóstico que no hay la pieza, pero que conoce a alguien que la tiene “propia, particular a muy buen precio” y le insinúa  resolver por la izquierda, aunque sepa que se la juega porque en esos talleres de servicios hay una lucha perenne contra dichas  manifestaciones de corrupción.
Pero también puede suceder que otro (a) empleado(a) de esos con chispa, con deseos de ayudar al prójimo,  al hermano, que no se cree sentado en ningún trono  lo atienda, lo haga  con afecto y  entonces usted sabe que acertó.
Ese(a) otro(a)  persona le orientará  que si puede lleve allí mismo el equipo, porque efectivamente hay técnicos fuera, pero quienes   quedan  en la retaguardia tratarán de solucionar  el problema.
Esa es la persona que intentará  resolver poner  el ‘frío’ en cuarentena o terapia intensiva si es preciso, o que viabilizará que la cura sea instantánea, si a manos viene, para que se lo lleve a casa, pues luchará hasta la saciedad para que usted pueda  lo más pronto posible almacenar sin susto los alimentos para su familia.
Estos últimos son quienes prestan con gusto un servicio, conocerlos, recibir sus orientaciones su ayuda incondicional  constituye  un encuentro, lo otro sería  un tropezón.

No hay comentarios :