Cuando empieza la zafra todo es
holgorio, luminosidad, hasta el aire cambia, surgen nubes de
vapor con el perfume del melado que se extiende a lo lejos, los
pitazos del ingenio alegran el alma…
El central Roberto Ramírez, de Niquero, una vez más tuvo ese privilegio
este sábado; con más del 90 por ciento de su área y maquinaria remozada, cada día parece más una fabrica de alimentos, sus directivos,
técnicos y obreros expresan casi al unísono: “por obligación debemos tener
mejores rendimientos” y tensan todas sus
fuerzas para lograrlo.
En los campos, las 16 brigadas de
macheteros y los cinco pelotones de combinadas KTP (junto a uno
adicional y solidario de modernas Case, provenientes de Grito de
Yara) hacen lo suyo para garantizarle el
sustento al central.
Son afrontados viejos retos en la atención al hombre, desde la fábrica,
unidades básicas de producción, sindicalmente, y por parte de la Empresa
de servicios a la agroindustria azucarera en la parte de comedores y
cafeterías… todos cooperan para que los
109 días de zafra continúen siendo de fiesta como en el estreno.
En las próximas jornadas dos centrales más empezarán la campaña; en
enero los cinco se unirán al concierto del músculo, el intelecto, la maquinaria fabril y agrícola
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