domingo, 10 de noviembre de 2013

Coches y cochecitos


Los coches son consustanciales a Bayamo como mismo lo fueron en su momento los paseos de mujeres y hombres, en sentido inverso, por la Plaza de la Revolución y de los cuales surgieron no pocos romances e incluso matrimonios.
Pero los coches fueron desterrados del centro histórico urbano  a la periferia como una manera más de protección al patrimonio material e inmaterial atesorado en esa parte de una  ciudad que recientemente cumplió medio milenio de fundada.
No obstante los bayameses buscaron una alternativa menos agresiva y hace ya décadas surgieron los cochecitos tirados por chivos (machos cabrío en otras regiones) y ahora solo los más pequeños pueden circundar montados, pero de la mano firme del cochero (que va a pie) la plaza que fue  llamada de Isabel II y el empuje mambí convirtió en Plaza de la Revolución en el siglo XIX.
Todos los atardeceres,  bajo la mirada atenta de los padres, niños bayameses pasean en esos carruajes en miniatura y también en velocípedos de diversos modos y colores y ya desde edades tempranas van fomentando la camaradería entre sí  o cuando lo hacen desde  las mañanas, con otros chicos cuyos padres traen desde diversos puntos del Oriente cubano a disfrutar de  las propuestas gastronómicas y recreativas que Bayamo ofrece a sus visitantes.

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