Las mujeres están muy bien representadas
en la cooperativa de créditos y servicios Francico Pi Figueredo, de Yara, en el
centro occidental de Granma.
Y no solo porque al constituir una treintena, este número
sea significativo con respecto a a la
cantidad de sus compañeros sino por la
motivación que ellas imprimen en los hombres para que estos cumplan
sus respectivos compromisos.
Allí hay productoras ejemplares
no solo en lo productivo, lo que les ha
permitido ganar representatividad en diferentes eventos y actividades vinculados
con la Federación de Mujeres Cubanas, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños
y el Ministerio de la Agricultura.
Entre ellas se destaca Misleidi Guerrero Cedeño, quien con su frágil
apariencia y solo 27 años es una productora supereficiente, ella misma
hace o dirige las labores en su área y logra altísimos
rendimientos de los que pueden
enorgullecerse colegas y familiares.
Yusleiki Castillo Arias, informática de la
cooperativa y miembro de la junta
directiva no se contenta con su labor de oficina, sino
que atiende por propia mano e intelecto un área de 4,2 hectáreas junto a trabajadores
eventuales, siempre fiscalizando “con mucha asesoría técnica de mis compañeros de la cooperativa porque uno no
conoce todo.
Dalia Pérez Zamora está vinculada hace
dos años a esa base productiva y siempre ha sobrecumplido sus entregas, era
auxiliar de contabilidad; “beneficiada por la 259 en mí se operó un cambio brusco beneficioso, aquí en el
surco ayudo a la economía y cuido lo mío”.
Y no podía faltar una representante de la
tercera edad: Irma Piñeiro con 70 años aun tiene fuerzas para generar y aplicar ideas
junto a sus sobrinos, quienes le atenderán
el área y aunque muy jóvenes ya gozan de la sabiduría necesaria para hacer
granear el arroz en los campos.
Ella
tiene vasta experiencia de trabajo mancomunado con sus hermanos, todos ancianos,
y ahora en diciembre piensan producir arroz con ganas y sacarle el máximo
rendimiento a sus escasas hectáreas.
Todas ellas demuestran que en el área
pueden recoger lo que se planifiquen, aunque no falten imponderables cono la
eventual falta de agua o las malas
hierbas.
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