domingo, 13 de octubre de 2013

Una doctora de oro


 El primer día  laboral  de la doctora Dannelis Tousón Ortiz comenzó con  guardia en su terruño, “en el policlínico de  Vado del Yeso, en Río Cauto “tuve una verdadera prueba de fuego,  pues hubo muchos pacientes,   pero  atendí diversidad de casos y aprendí mucho.

“Asistí a varios hipertensos, también  a personas con traumatismos  diversos ¡menuda madrugada! Tuve un tutor muy bueno, el doctor  Yoenis Céspedes,  por tanto estaba bien  acompañada y   pregunté mucho, sin miedo, porque necesito aprender más cada día”.

Todavía con el sueño rondando sus ojos, mientras esperaba a una reunión para médicos de  familia  fluyó la charla profusa y límpida.

“Hace tres días que estoy trabajando, las dos primeras semanas todos los recién graduados   recibimos adiestramiento general,  de familiarización y del papeleo  habitual en un consultorio, junto a cursos políticos.

 Muchos apelativos tuvo  esta chica desde el Dannelis original e Inesita por  Inés, su mamá… con el tiempo, la gente irá olvidando ese  amplio listado para nombrarla por el de su profesión.

Su  mamá  es jefa  de turno en el policlínico desde la inauguración, “siempre me apresura por las mañanas para llegar juntas y muy temprano, es muy quisquillosa me  quiere   buena en todo ¡con ese ejemplo, no digo yo!”.

“Cursé un diplomado de Oftalmología clínica, la función es pesquisar  cataratas, pterigium, glaucoma…puedo diagnosticar y tratar al paciente  sin llegar a operar.

 “El médico además de conocimiento, de talento, debe tener calidad humana,   facilidad de palabra, mucha seguridad y cariño hacia sus pacientes”, opina.

“El reto diario para ser mejor profesional es un estudio incesante pues en   Medicina no todo está escrito,   el título de oro    me crea una expectativa muy grande  entre  la población, y no debo quedar ni siquiera  un centímetro por debajo, ahora debo estudiar más    que  nunca”.

 “Quiero   ser tratada como todo el mundo, y un  ejemplo  es cuando estaba en la primaria: los médicos le indicaron a mami que no podía hacer Educación Física y como ella me  ha dejado ´gobernarme´ desobedecí eso, siempre he tratado de hacerlo todo   aunque   quede en el intento, si debía correr un kilómetro y   llegaba solo a poco más de la mitad, está bien, pero corrí.

“Mi mamá me enseñó siempre a lo que ella llamaba llamar maña, o sea buscar maneras  cuando  creí haber agotado las opciones,  y solo entonces, pedir ayuda.
“Hoy un paciente llegó con unas placas, como las lámparas están altas,  pretendió colocarlas por sí mismo, yo decliné cortésmente la ayuda y  subí a un  escabel, de no haber alcanzado,   habría   utilizado una silla”.

Gusta de  la actuación, cree que podría haber sido actriz, acaso por eso  es una excelente declamadora, sobre todo de la poesía política, “a la que  más fuerza   puedo imprimirle,   ejercité mucho tiempo   la locución en la radio base Acción universitaria, de la facultad de Ciencias Médicas de Manzanillo, pero en sentido general  me dediqué en cuerpo y alma a los estudios, aun  cuando seguí dirigiendo en la brigada.

“Hice un popurrí con mis poesías preferidas de  Nicolás Guillén, lo presenté con éxito  en un festival de artistas aficionados de la FEU, eso le encanta a Gabino Alcolea, el presidente de la Aclifim aquí y mi mentor…”

Quedó apasionada con la especialidad  de Ginecología  y obstetricia, “si dentro de unos años no hago Medicina General Integral, sin dudar optaría por esa.
“No he hecho sola ningún parto, pero  asistí en varios sin dificultad   pues  se ejecutan  desde la posición sentado… cuando llegue el  momento no sé si me pondrán trabas.

“Mi mamá  tiene amor para repartir  tan así es que tengo dos hermanos por parte de padre: Elisito y Eidis,  ella  los crió cuando quedaron huérfanos de madre, son mis  hermanos de mamá y papá...

Su determinación es consustancial a su vivir: “Me gradué con la condición Mario Muñoz, por seis años de integralidad”.

Cuando Dannelis    obtuvo Título de Oro como graduada en la Facultad de Ciencias Médicas de Manzanillo llegó, en el libro de la vida, a  una página plena de gozo después de la desdicha inicial cuando no la aceptaban en la carrera de medicina por su estatura.

Vencía, como apuntaba el colega José Alejandro  Rodríguez, en su sección Acuse de recibo “en la larga carrera con obstáculos que un enanismo y otras limitaciones físicas le han impuesto a su férrea voluntad,   la joven nació con una luxación congénita B de caderas  (…) tuvo   largas estancias en hospitales y varias intervenciones quirúrgicas”.

Muchas fueron las muestras de espontánea solidaridad recibidas desde todas partes de Cuba e incluso de profesionales de la salud  en la columna de Pepe Alejandro  a la que  acudió con su   sonrisa franca, esperanzada  y abierta.

Hasta que el 7 de octubre de 2007,   en la misma página 2 de Juventud Rebelde: “el Doctor Roberto González, desde su cargo de viceministro de Docencia e Investigaciones del Ministerio de Salud Pública suscribió una vez más la necesaria igualdad de oportunidades(…) Ya en una fecha anterior, el 27 de agosto, la Comisión Médica que dictamina la posibilidad de un joven aspirante de acceder a la carrera, había visitado a la muchacha y diagnosticó que ella podía estudiarla, porque reunía las condiciones integrales para ello”.

“Estoy muy agradecida con todas las personas que hicieron posible este triunfo”.
 Desde “nuevecita” Dannelis brilló por su inteligencia y consagración en todas las enseñanzas incluidas la Facultad de Ciencias Médicas de Manzanillo.

Hoy con 24 años, en interactividad con  pacientes  y conocidos, continúa impartiendo   lecciones  de perseverancia y grandeza.

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