El
primer día laboral de la doctora Dannelis
Tousón Ortiz comenzó con guardia en su
terruño, “en el policlínico de Vado del
Yeso, en Río Cauto “tuve una verdadera prueba de fuego, pues hubo muchos pacientes, pero
atendí diversidad de casos y aprendí mucho.
“Asistí a varios hipertensos,
también a personas con traumatismos diversos ¡menuda madrugada! Tuve un tutor muy
bueno, el doctor Yoenis Céspedes, por tanto estaba bien acompañada y
pregunté mucho, sin miedo, porque necesito aprender más cada día”.
Todavía con el sueño rondando sus ojos,
mientras esperaba a una reunión para médicos de
familia fluyó la charla profusa y
límpida.
“Hace tres días que estoy trabajando, las
dos primeras semanas todos los recién graduados recibimos adiestramiento general, de familiarización y del papeleo habitual en un consultorio, junto a cursos
políticos.
Muchos apelativos tuvo esta chica desde el Dannelis original e
Inesita por Inés, su mamá… con el
tiempo, la gente irá olvidando ese
amplio listado para nombrarla por el de su profesión.
Su
mamá es jefa de turno en el policlínico desde la
inauguración, “siempre me apresura por las mañanas para llegar juntas y muy
temprano, es muy quisquillosa me
quiere buena en todo ¡con ese
ejemplo, no digo yo!”.
“Cursé un diplomado de Oftalmología
clínica, la función es pesquisar
cataratas, pterigium, glaucoma…puedo diagnosticar y tratar al paciente sin llegar a operar.
“El médico además de conocimiento, de talento,
debe tener calidad humana, facilidad de
palabra, mucha seguridad y cariño hacia sus pacientes”, opina.
“El reto diario para ser mejor
profesional es un estudio incesante pues en
Medicina no todo está escrito,
el título de oro me crea una
expectativa muy grande entre la población, y no debo quedar ni
siquiera un centímetro por debajo, ahora
debo estudiar más que nunca”.
“Quiero
ser tratada como todo el mundo, y un
ejemplo es cuando estaba en la
primaria: los médicos le indicaron a mami que no podía hacer Educación Física y
como ella me ha dejado ´gobernarme´
desobedecí eso, siempre he tratado de hacerlo todo aunque
quede en el intento, si debía correr un kilómetro y llegaba solo a poco más de la mitad, está
bien, pero corrí.
“Mi mamá me enseñó siempre a lo que ella
llamaba llamar maña, o sea buscar maneras
cuando creí haber agotado las
opciones, y solo entonces, pedir ayuda.
“Hoy un paciente llegó con unas placas,
como las lámparas están altas, pretendió
colocarlas por sí mismo, yo decliné cortésmente la ayuda y subí a un
escabel, de no haber alcanzado,
habría utilizado una silla”.
Gusta de
la actuación, cree que podría haber sido actriz, acaso por eso es una excelente declamadora, sobre todo de
la poesía política, “a la que más
fuerza puedo imprimirle, ejercité mucho tiempo la locución en la radio base Acción
universitaria, de la facultad de Ciencias Médicas de Manzanillo, pero en
sentido general me dediqué en cuerpo y
alma a los estudios, aun cuando seguí
dirigiendo en la brigada.
“Hice un popurrí con mis poesías
preferidas de Nicolás Guillén, lo
presenté con éxito en un festival de
artistas aficionados de la FEU, eso le encanta a Gabino Alcolea, el presidente
de la Aclifim aquí y mi mentor…”
Quedó apasionada con la especialidad de Ginecología y obstetricia, “si dentro de unos años no
hago Medicina General Integral, sin dudar optaría por esa.
“No he hecho sola ningún parto, pero asistí en varios sin dificultad pues
se ejecutan desde la posición
sentado… cuando llegue el momento no sé
si me pondrán trabas.
“Mi mamá
tiene amor para repartir tan así
es que tengo dos hermanos por parte de padre: Elisito y Eidis, ella
los crió cuando quedaron huérfanos de madre, son mis hermanos de mamá y papá...
Su determinación es consustancial a su
vivir: “Me gradué con la condición Mario Muñoz, por seis años de integralidad”.
Cuando Dannelis obtuvo Título de Oro como graduada en la
Facultad de Ciencias Médicas de Manzanillo llegó, en el libro de la vida,
a una página plena de gozo después de la
desdicha inicial cuando no la aceptaban en la carrera de medicina por su
estatura.
Vencía, como apuntaba el colega José
Alejandro Rodríguez, en su sección Acuse
de recibo “en la larga carrera con obstáculos que un enanismo y otras
limitaciones físicas le han impuesto a su férrea voluntad, la joven nació con una luxación congénita B
de caderas (…) tuvo largas estancias en hospitales y varias
intervenciones quirúrgicas”.
Muchas fueron las muestras de espontánea
solidaridad recibidas desde todas partes de Cuba e incluso de profesionales de
la salud en la columna de Pepe
Alejandro a la que acudió con su sonrisa franca, esperanzada y abierta.
Hasta que el 7 de octubre de 2007, en la misma página 2 de Juventud Rebelde:
“el Doctor Roberto González, desde su cargo de viceministro de Docencia e
Investigaciones del Ministerio de Salud Pública suscribió una vez más la
necesaria igualdad de oportunidades(…) Ya en una fecha anterior, el 27 de
agosto, la Comisión Médica que dictamina la posibilidad de un joven aspirante
de acceder a la carrera, había visitado a la muchacha y diagnosticó que ella
podía estudiarla, porque reunía las condiciones integrales para ello”.
“Estoy muy agradecida con todas las
personas que hicieron posible este triunfo”.
Desde “nuevecita” Dannelis brilló por su
inteligencia y consagración en todas las enseñanzas incluidas la Facultad de
Ciencias Médicas de Manzanillo.
Hoy con 24 años, en interactividad
con pacientes y conocidos, continúa impartiendo lecciones
de perseverancia y grandeza.
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