No encontré una adecuada cinta amarilla,
pero la sustituí por una de papel de seda; ciertamente debo cambiarla a cada
rato, pero expresa mi deseo de que los Cuatro héroes, aún injustamente
encarcelados en Estados Unidos, regresen a la Patria.
Para usar con la ropa tampoco adquirí la
ideal, pero una serpentina de las usadas para adornar ropa sirve para que mi
esposa y yo podamos manifestar nuestra adhesión a la causa de los Cinco y
mostrar esa verdad a quien quiera verla.
También ella y yo pusimos, como muchos
miles de cubanos, las fotos identificatorias
de este símbolo (para el pueblo norteamericano, para el cubano y ahora para el
mundo) expresivo de que en casa esperamos a quienes lucharon por sus
convicciones y contra el terrorismo y por eso hoy se encuentran tras las rejas.
Para la masiva respuesta de los cubanos mucho
tiene que ver el delicado y respetuoso pedido
televisivo hecho por René, el Quinto
Héroe que cumplió íntegramente su sentencia, porque es alguien conocedor (desde dentro) del alma noble del pueblo
norteamericano y lo que representan estas cintas que pueden y han de romper prisiones.
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