“Mijo, ponte el pulóver ¿tú no
oyes la radio, ni ves la televisión? eso te hace ver mal, fuera de lugar.
El dulce reclamo de Carmen la
inefable viejita (que como el personaje animado Chuncha) de nuestra zona
de los comités de defensa de la Revolución
cayó en saco roto, pues el joven siguió hacia el área carnavalesca con la
prenda sobre un hombro.
“Hace mucho calor, mi vieja, además ¿se imagina como voy a sudar en las
congas?”, dijo el joven en tono cortante.
Ya pasaron las fiestas de muñecones,
bailes y comparsas en Bayamo, los
manzanilleros están disfrutando de los suyos y el resto de los territorios de Granma el propósito es que todo fluya por
la senda correcta, pero al margen de los festejos ¿no atenta contra las buenas
costumbres un hombre mostrando su
musculatura o “muscuhuesura” de la cintura para arriba? Además esa usanza tiene sus espacios específicos en playas
o áreas recreativas.
¿No se emplearon desde tiempos inmemoriales primero las pieles y después los tejidos para cubrir la anatomía
humana y reafirmar la diferencia con primates
y otros “parientes”?
Como apuntara Raúl: “A lo largo
de los más de 20 años de período especial, se ha producido el acrecentado deterioro de
valores morales y cívicos, como la honestidad, la decencia, la vergüenza, el
decoro, la honradez y la sensibilidad ante los problemas de los demás”, “es
hora de poner coto a estas actitudes”, concuerda el pueblo.
Los granmenses y cubanos no podemos convivir con conductas, antes solo propias
de la chusmería, como gritar a viva voz en plena calle, usar indiscriminadamente palabras obscenas (o por docenas como decía en broma un guajiro
amigo) y la ordinariez al hablar, asombrosamente esos modos han contaminado a no pocos ciudadanos decentes,
con independencia de su nivel educacional o edad.
De modo no casual son muchos de los descamisados quienes arrojan desechos en la vía; hacen “sus” necesidades en calles y parques; marcan y afean paredes y áreas
urbanas; es preciso afrontar el irrespeto
al derecho de los vecinos, como hiciera nuestra Chuncha específica.
Ha sido afectada la percepción
respecto al deber ciudadano ante lo mal hecho y se tolera como algo natural, aunque la “descamisación” no es de lo más
grave, pudiera ser un primer paso hacia lo marginal.
Alguien pudiera aludir al desconocimiento
de la ley y creerse impune, pero andar “semiencueras”
en la vía pública es una contravención de la legalidad y tiene correctivos perfectamente
explícitos y difundidos por los medios masivos de comunicación.
Al reparar en el título que preside este texto alguien pensaría que iba
a referirme a la exquisita obra de
Enrique Acevedo en que dos casi adolescentes
se presentan a la guerrilla del Che y sufren múltiples peripecias hasta
convertirse en experimentados soldados rebeldes.
Pero nos referimos a otros: a quienes pretenden imponer una seudo moda,
especialmente de muy mal gusto, por eso
es necesario explicar y actuar, para que el pueblo llegue a la más
genuina conclusión: descamisados, ¿a santo de qué?
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