domingo, 11 de agosto de 2013

Mensajería andariega


La compactación de servicios como parte del reordenamiento laboral presente en la actualización del modelo económico cubano, llegó también a las montañas de la Sierra Maestra, allí tampoco la vida se detiene y uno de los ejemplos está referido a las comunicaciones telefónicas y específicamente a  la zona de Providencia, en el municipio de Bartolomé Masó.

El centro del asentamiento poblacional está compuesto por dos largas hileras de casas de mampostería y tejas edificadas a mediados de la década de los años 60, que se empinan desde  la falda de una loma y casi “chocan” con el macizo; otras viviendas cercan el enclave en un radio aproximado de cinco kilómetros.

Ese espacio lo recorre varias veces al día Gloria Tamayo Arias quien por el ejercicio  y el atuendo, muy juvenil en 47 años, parece más una deportista que la mensajera de la cabina telefónica.

 Quien permanezca  algo más  de una hora en los alrededores del minirestaurante, el portal del taller de electrodomésticos o la panadería, por ejemplo,  la verá pasar  innumerablemente de norte a sur, de este a oeste, de arriba abajo, con las consiguientes viceversas que implican estos puntos.

“Camino al día entre 20 y 25 kilómetros   porque permanezco en actividad ocho horas y más”, dice sudorosa pero alegre.

“Ahora hay una sola cabina telefónica antes había dos… hay quien piensa que esto es agotador y en realidad lo es, pero me siento muy bien porque me  ha gustado trabajar  toda la vida y no ganar un salario con los brazos cruzados.

“Antes tenía un trabajo similar llevando   almuerzos y  comidas a los ancianos beneficiados por la Asistencia Social,  mucho antes trabajé en la agricultura especialmente en el café, ahora me canso un poquito más, pero me siento muy útil y así lo aprecian también  mis vecinos y clientes.

“Dos hijos ya casados… y mi esposo me apoyan mucho, de lo contrario no podría hacer esta labor de servicio social.

“Yo le llevo el mensaje por un precio  módico,  usted me lo paga y yo lo anoto como medio de control”, explica a la carrera porque tiene que ´llegarse´ a Boca del Salto, distante unos cuatro kilómetros.

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