domingo, 30 de junio de 2013

Picardías "Descalzas"

Ochenta y cuatro años no han podido doblegar el espíritu revolucionario de Hipólito Torres ni su confianza en Fidel, Raúl, el legado del Che y su fe en un futuro siempre mejor.

Tampoco han podido ablandar las rocas de sus callos que le han permitido desde antes de incorporarse a la guerrilla del Che hasta hace muy poco (a despecho de los estragos de la edad) subir una y otra vez a la Sierra Maestra cuyos picos y valles conoció de sus actividades guerrilleras y de la picardía del buen guajiro cubano en la guerra contra Batista, después del triunfo y ahora en la paz.

Como consumado apicultor recibió hace muy poco el homenaje de la Asociación Cubana de Producción Animal -junto a otro Héroe, el coronel Fidencio González Peraza, artífice junto a otro puñado de hombres de la victoria cubana en Cangamba- el más alto premio de esa institución.

Cuando agradecía al auditorio por un estímulo, según él inmerecido, relató que cuando supo que el Che andaba por la Sierra subía muchas veces a Altos de Conrado, una mañana al regresar a La Mesa donde estaba su finca “me cogieron preso Vilo Acuña y uno a quien decían el Mexicano, que no era mexicano ná” y lo llevaron a presencia del Che quien lo bautizó como Polo Torres y después como el Capitán Descalzo.

Evoca polo que allí al ofrecer su finca y su persona para cuanto hiciera falta, selló un pacto de honor y fidelidad con el argentino, el resto de los líderes y con su pueblo cubano.


Poco después del triunfo y por petición propia fue sacado del Ejército por el Che y Juan Almeida y partió a reparar el campamento de La Mesa donde Guevara había creado una infraestructura guerrillera que permitía algunas comodidades a la tropa rebelde en la agreste zona.


“Pero algo me obligó a abandonar La Mesa fui secuestrado por un tal Manolito Beatón (asesino de Cristino Naranjo) eran como 35 hombres que ya habían hecho varias fechorías como la que ya dije, me explicó que su objetivo era tumbar a Fidel y yo le dije que el único que podía tumbar a Fidel era yo y le hice el compromiso de llevar hombres y armas y así lo hice, bajé a Caney de las Mercedes y lo puse en conocimiento de las autoridades y él se vio obligado a huir.


Después me enteré que había sido hecho prisionero por unos muchachos holguineros, puesto a disposición de los tribunales revolucionarios y ajusticiado.


En otra parte de sus palabras Descalzo convocó a los más jóvenes a mantener esta Revolución y serle fiel hasta las últimas consecuencias, como lo ha hecho él en la guerra, educando a las nuevas generaciones a la luz del socialismo y como excelente productor de miel y otros alimentos.

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