domingo, 2 de junio de 2013

La solitaria muerte de nuestro negro Paganini

Hoy dos de junio es un día luctuoso para los derechos universales del hombre, la música del continente americano y universal.

En una fecha como la hoy de 1911, fallece el violinista José Domingo Brindis de Salas, uno de los músicos más extraordinarios nacidos en el intervalo geográfico, histórico y racial que va de la Patagonia al río Bravo o sea, en América, específicamente en Cuba.

Considerado como “el Paganini negro”, y nacido en 1852, su maestría era comparada con la de Nicolás Paganini, reverenciado entre los más famosos virtuosos de su tiempo (1782-1840) y reconocido como uno de los mejores violinistas que hayan existido, con oído absoluto y entonación perfecta ¡tiene que haber sido buenísimo el compatriota!

Este paralelo acrecentaba el mérito del cubano quien impuso su talento desde muy temprana edad, a pesar de la segregación racial, y llevó su arte a los más exclusivos escenarios en ciudades de Italia, España, Inglaterra y Rusia.

Desprovisto de ayuda oficial durante la República mediatizada, muere a los 59 años en Buenos Aires, la capital argentina, prematuramente envejecido, tuberculoso y en la mayor miseria.

¡Qué distinta hubieran sido su carrera y su vida en nuestro tiempo!

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