lunes, 27 de mayo de 2013

Valientes en el intento

Asistí a la escuela especial Félix Varela, para dar cobertura a una reunión del consejo provincial de la Asociación nacional del ciego en Granma (Anci), y mientras aguardaba, risas infantiles, juveniles y ¡vivas! me indicaron la proximidad de una competencia.

El estudiante Leinier Sánchez González aprovechaba cuerpo y alma para llegar a la meta, y lo consiguió, todos lo abrazaron, pues sufre de hemiplejia, pero pudo, y supo sobreponerse a ella.

Las maestras Vivian Purón, de Computación, y Marlenis Chávez, del taller de confecciones textiles, apenas contenían la emoción; Martha Estrada, educadora de séptimo grado, apenas podía hablar: “Me impresioné mucho porque él tiene una parálisis igual a la de mi sobrino y al verlo competir se me saltaron las lágrimas, además, al ver con qué dificultad lo hizo, esto nos motiva mucho y por eso le concedemos tanta importancia a este trabajo y a estos juegos”, dice.

En busca de datos y criterios adicionales entramos al plantel y dialogamos con
Ramiro Fernández Torrejón, profesor de Educación Física y asesor del programa local de olimpiadas especiales, quien explicó con lujo de detalles todo lo referente a estas.

“Surgen en 1968 por una idea de Eunice Kennedy, hermana del extinto presidente de Estados Unidos, quien en un día de campo se percató de que niños y jóvenes con Síndrome Down disfrutaban más la actividad que personas aparentemente normales.
“Cuba participa por primera vez en 1986 como país invitado y tres años más tarde lo hace de forma oficial con una delegación de atletismo y natación, el Comité Olímpico cubano lo reconoce en 1995 y hoy nuestro país forma parte de este programa internacional.

“Este centro es fundador del programa de olimpiadas especiales aquí en Granma, esto tiene su génesis en 1990, en la escuela Silberto Álvarez Aroche, inicialmente comenzamos con seis deportes y hoy ya contamos con nueve: atletismo, voleibol, baloncesto, fútbol, natación, tenis de mesa, badmington, gimnasia artística y gimnasia deportiva.

“Lo más importante no es la medalla, el movimiento de olimpiadas especiales tiene como misión practicar ejercicios físicos para mejorar la salud y como filosofía brindar entrenamiento todo el año a estos atletas para que hagan nuevas relaciones y sean capaces de mostrar sus potencialidades, sus posibilidades, nadie rivaliza por un campeonato, puede haber un atleta de 11 años que compita en 100 metros planos con otro de 14 , porque los tiempos entre ambos pueden estar bastante similares.

“Aquí todos ganan porque el juramento y lema es: “Yo quiero ganar, pero si no puedo ganar, quiero ser valiente en el intento”, esto lo refleja todo.

“Realizamos los vigésimos segundos juegos del programa local de olimpíadas especiales, para ellos hemos convocado a 141 atletas en cinco deportes, de ellos 21 son egresados, los juegos se realizaron desde el día 22 hasta el 24.

“El único requisito para participar en este Movimiento es tener necesidades educativas especiales de carácter intelectual o discapacidad intelectual y estar comprendido entre los ocho y ochenta años”, dice sonriente.

“Tiene actividades a nivel local, los juegos a nivel de área (municipales) los del programa provincial, del programa nacional y los internacionales cada cuatro años, tenemos el orgullo de contar con dos atletas, ya egresados: Jesús Villar Cañete quien en 1997 fue medallista de plata en Toronto, Canadá en jockey sobre piso, otra atleta participó en los juegos olímpicos de Carolina del Norte, Estados Unidos, fue la máxima acumuladora en gimnasia y fue premiada por la estelar rumana Nadia Komaneci”.

Un breve recuento de su vida, lleva a Ramiro a su actual labor en la que despliega sensibilidad y altruismo.

“He pasado por todas las enseñanzas, llevo 26 años impartiendo Educación Física y cuando llegué aquí me enamoré de esto, fui subdirector de trabajo educativo muchos años, hice mi maestría en Educación especial, soy profesor adjunto al Instituto Superior Pedagógico, imparto varias asignaturas de la especialidad de retraso mental y sigo enamorado de esto”.

La motivación llevó a este redactor de nuevo a las canchas donde las risas y algarabía no se apagaban, la plática con estudiantes y profesoras confirma que allí se realiza cotidianamente un acto de fe y de mucho amor, entre docentes y estudiantes y viceversa.

Irianny Martínez García: “He corrido, he visto a mis maestras competir, esto me gusta mucho” y a petición de sus docentes pronuncia el juramento “Yo quiero ganar, pero si no puedo ganar, quiero ser valiente en el intento”, repetido por sus camaradas Dailenis Nápoles Zamora y Leydis Marian Pérez, también de la disciplina de atletismo y quienes saben que la escuela y el deporte los preparan mejor para la vida.

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