domingo, 28 de abril de 2013

Río del ilusionismo

Conocí la magia que el cuarto mes concede al municipio de Río Cauto hace una década, cuando el hecho cultural pasó del plano fraterno-familiar a una verdadera fiesta del ilusionismo.

Después, volví muchas veces a ese sitio del noroeste de Granma y a su certamen Magia de Abril (cierra este domingo) incluso con presencia de artistas nacionales y extranjeros y junto a ellos recorrí caminos polvorientos o fangosos, viendo como postergaban el descanso o los alimentos “porque si hay público eso es lo más importante”, según parece expresar el sentir colectivo.

En diversos auditorios me he emocionado, carcajeado o asombrado con los lugareños por el gracejo, los increíbles lances y la calidad técnica que desde hace 11 años aglutina y propicia César Reyes, el mago Ampudia.

Dicho sea de paso estos prestidigitadores alegres, camaraderiles, muy bromistas: en una de las primeras ediciones a un mago le traspapelaron las espadas, desde donde debía levitar su modelo, solo para verle el rostro angustiado, pero después le prestaron toda la colaboración posible para que el número mantuviera impecabilidad.

Magia de Abril es Río Cauto como también lo es Ampudia, creador gestor y defensor del evento contra viento y marea, quien no se detiene ante las dificultades y siempre brinda repertorios de estreno y un talento, repitente o renovado, a cada edición del certamen.

Ampudia, mi vecino y amigo, es excelente anfitrión y, además, profesional de renombre dentro y fuera de Cuba quien cree en la necesidad del relevo y no solo se limita a convocar a los virtuosos sino también se nutre de aprendices y aficionados, todos estrellas de los ensueños.

Con ese grupo de alegres camaradas de Ampudia he visitado sitios intrincadísimos de Río Cauto, que unas veces se repiten y otras abren brecha a nuevos espacios.


Siempre recuerdo que el espíritu guerrillero del grupo de teatro callejero Andante me llevó por primera vez a Cabezada, en azarosa travesía fluvial hasta la contigüidad de la desembocadura del Cauto en el Golfo de Guacanayabo.
Fui en calidad de cronista, y Magia de Abril, en ese mismo status, me permitió volver allí y, asimismo, interactuar en todas las esquinas del municipio más extenso de Cuba.

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